“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

NOTICIA


  • Academia Animaluz en tiempos de Covid-19
    Por Orsanhec Plaza Lara

    Los momentos actuales han obligado a muchos a replantearse soluciones para seguir adelante con nuevos proyectos. Si se tienen al alcance las tecnologías, en este mundo informatizado, qué mejor que asumir el reto de desafiar esta triste pandemia, mediante los conocimientos.

    Los cursos y talleres de la Academia Animaluz, de Animados ICAIC, estuvieron funcionando hasta la llegada de la pandemia Covid-19. Fueron momentos en que muchos niños se quedaron a la espera bajo la incertidumbre de cuándo se retomarían los talleres en los que ya habían matriculado en marzo del 2020. Fue entonces que el Departamento de Comunicación de este centro, en conjunto con la dirección de la entidad y los profesores, se dieron a la tarea de indagar acerca de los niños y padres que contaban con acceso a redes sociales y así conformar el equipo de alumnos para seguir realizando esos talleres, pero, esta vez, de manera virtual.

    Vía WhatsApp, entrevistamos a Ivette Ávila, una de las profesoras que impartió el taller de “Juguetes Ópticos”.

    Ivette, quisiera que me comentaras la génesis de Animaluz...
    La Academia Animaluz ha nacido en el seno de Animados ICAIC con el fin de aglutinar los talleres de animación que hemos venido realizando. Abogamos por tener una propuesta constante de talleres; de modo que, si un padre tiene un niño o un adolescente con inclinación hacia la animación, puede acercarse a la institución e indagar sobre dichos talleres. A veces las convocatorias no tienen el alcance que uno espera y el hecho de decir que todo el año está abierta la Academia con talleres ha sido algo espectacular, teniendo en cuenta que en Cuba no enseñan animación. En los niveles de enseñanza artística es muy débil y en la Educación Superior no hay una carrera de Animación. Animaluz es como la cantera para el futuro, aunque siempre lo digo… nuestros talleres no son sólo con una intención de formación vocacional, también desarrollan un potencial de alegría, de vida en los niños, porque el proceso de creación es divertido, porque trabajamos en equipo. Hay que aprender a trabajar en grupo, a escuchar al otro…Nuestros talleres, además, están formando espectadores críticos que pueden cuestionar el contenido o la forma de las obras que consume.

    Todo lo que existe se puede animar, por suerte la creación es infinita.

    ¿Qué ha significado para ti la experiencia de impartir las clases por esta vía no convencional?
    La experiencia de impartir las clases de la Academia por la red social WhatsApp ha sido todo un desafío. Al principio me pareció que era casi imposible, después fui descubriendo modos y la posibilidad de llegar a un público que, de forma presencial, no podía acceder a nuestros cursos. El hecho de que un niño en Santa Clara, Pinar del Río, Gibara… pueda seguir los talleres, me parece algo espectacular que va también con el sentido de los objetivos que nos habíamos trazado para este año: crecer en el alcance de los grupos etarios, niños y adolescentes de todo el país. Aunque también nos queda pendiente otro de los objetivos que sería crear formadores para amplificar nuestra experiencia.

    ¿Cómo te sentiste haciendo estas clases? ¿Fue complejo?
    Yo considero que sí fue complejo porque uno está acostumbrado a interactuar, a recibir una respuesta inmediata. Mirándoles la cara a los niños, uno puede tantear con la expresión corporal sus impresiones, cómo va ese proceso de instrucción, de conocimiento. Y, por otra parte, hay cosas que son prácticas, que son muy fáciles cuando uno les dice a todos —¡acérquense acá! — y les muestra en una mesa algo práctico. Pero hacerlo de forma online es complicado. Entre las pautas que me propuse era evitar que los niños tuvieran que gastar el internet y acceder a los materiales para recibir la clase. De ahí que, en vez de hacerme un video filmándome, explicando algo; decidí hacerlo con imágenes fijas. Esta clase también es interactiva, porque ellos hacen preguntas, envían lo que hacen. Esto nunca lo había hecho. Es un reto grandísimo, pero yo creo que abarata los costos del acceso a la clase y me parece que funcionó.

    Nunca había enseñado online. Solo había hecho un taller con un video muy largo, acerca de la animación al inicio de la cuarentena para la Muestra Internacional de Cine y Educación de Valencia (MICE).

    (Fuente: cubacine.cult.cu)


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