Después del éxito nacional e internacional de Conducta (2014), todos los proyectos de Ernesto Daranas se convierten en noticia de primera plana. Recientemente dimos a conocer el esfuerzo del realizador, junto con un pequeño equipo de apasionados especialistas, por acometer la restauración de la obra documental de Nicolás Guillén Landrián, prolongada por las dificultades asociadas con la pandemia. Ahora queremos dar cuenta del nuevo proyecto de Daranas, a estrenarse a finales de 2022 y con producción del ICAIC.

En la filmografía de Daranas siempre ha prevalecido el interés por reflexionar, directa o indirectamente, sobre quiénes somos como pueblo y qué impulsos nos trajeron hasta aquí. Recuerdo el homenaje a los emigrantes españoles en el documental Los últimos gaiteros de La Habana (2004), la rememoración sobre La Habana de los primeros años republicanos en Los dioses rotos (2008), la evocación del Periodo Especial y la influencia soviética en Sergio y Serguéi (2017), o la recreación indirecta de los ancestros yorubas en el reciente documental Natalia (2019).

Ahora el realizador nos entregará Cuba indígena, una serie documental con tres capítulos, de una hora cada uno, que indaga sobre el legado de los pobladores aborígenes y su presencia en la Cuba actual.

La serie acompaña el viaje de la destacadísima genetista cubana Beatriz Marcheco y el reconocido fotógrafo español Héctor Garrido por las zonas más intrincadas y montañosas del oriente cubano, en la Sierra Maestra y el macizo Nipe-Sagua-Baracoa, con el propósito de estudiar los remanentes de una cultura que todos creíamos extinguida.

Luego de estudiar las muestras de ADN, se registran las historias de vida de tres familias, una por cada capítulo, y en estos encuentros entre la genetista, el fotógrafo, el equipo realizador y las protagonistas se confirma el poderoso legado de los taínos, primeros pobladores de la Isla, un pueblo que según la creencia generalizada había perecido, exterminado por los conquistadores.

Algunas investigaciones durante el siglo xx apuntaron la posibilidad de que existieran reductos taínos en algunas zonas muy puntuales de las montañas orientales, y luego de tres años de trabajo Marcheco y Garrido presentan la documentación científica necesaria para confirmar la existencia de familias descendientes de los taínos.

La serie que dirige Daranas descubre las historias de vida, la vigencia de tradiciones culturales y espirituales, el orgullo de sentirse parte de una civilización que logró sobrevivir a todas las violencias posibles.

Los descubrimientos numerosos de Cuba indígena se reúnen en torno a tres capítulos que se titulan “El cacique de la montaña”, “Bella Pluma” y “Catalina la Grande”, tres historias que sintetizan las duras experiencias de los descendientes de taínos en las complicadas circunstancias de la Cuba rural contemporánea.

Y si bien puede decirse que en el audiovisual cubano existen escasas huellas de nuestros ancestros aborígenes, también debe reconocerse el notable esfuerzo de antropología visual, y documental etnográfico, emprendido en las últimas décadas por Televisión Serrana. No obstante, Cuba indígena marcará un antes y un después en torno al reflejo audiovisual de los taínos y deberá contribuir a encontrar la pieza que falta en el enorme rompecabezas que conforman las diversas fuentes originarias de Lo Cubano.