“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano.
Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)
NOTICIA
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El festival de cine de Caquetá que tiene como base el trabajo comunitario
Una pregunta ha sido clave en los 10 años del Festival del Mambe en Florencia (Caquetá): ¿cómo pasar a la acción? Eso ha sucedido desde que a los hermanos Valderrama les surgió la idea de tener un espacio para llevar el cine a las zonas más apartadas y continuó en pandemia cuando quedó claro que no se haría una edición virtual del evento porque simplemente ese no era su fin.
En términos generales, el festival nació con la idea de llevar el cine a donde aún hoy no ha llegado, pero pronto el colectivo se dio cuenta de que debían ir más allá, por lo que enseñar herramientas básicas de producción, dirección y posproducción comenzó a ser parte importante del evento para contar sus propias historias, y de esta forma hacer que el espacio se fortaleciera como un proceso de creación comunitaria.
Del porqué del Mambe hay explicaciones claras, y lejos de relacionarse con los usos ilícitos de la coca, va a lo esencial, a su significado, y es a la analogía de que en lo ancestral, el Mambe sirve para contar historias y sanar el territorio, que es lo mismo que buscan con el festival de cine.
“Nuestro festival va enfocado a las comunidades vulnerables sin internet y pocas posibilidades para comunicarse. Lo que brindamos es el acceso para que los chicos puedan venir a talleres gratis a Caquetá y se acerquen a los directores, pero que también los que vengan vivan la experiencia en el territorio, que los piquen los mosquitos, bañarse en el río y vivir la experiencia junto a la gente que hace el festival, lo que no se logra en la virtualidad”, indicó Fabio Valderrama, director del festival.
Pero todo lo que dejó la pandemia no es malo. La virtualidad abrió otras opciones de construcciones colectivas y les permitió seguir construyendo el proyecto desde la integración de grupos étnicos, como la comunidad embera-chamí de la vereda San José de Canelos, que tiene un colectivo audiovisual al que apoyan para que pueda participar de manera independiente en otros festivales, hasta lo ambiental, con pequeños cambios en la creación, como en no imprimir carteles o la programación y evitar el uso de icopor en la comida que entregan.
“Andamos en la dinámica de planear y replantearnos una política ambiental. Creemos que hay que reverdecer la ciudad y muchas zonas verdes que se han perdido, pero no solo de la Amazonia, sino además en la oficina y la casa. Reverdecer los edificios y el alma, porque si vamos todos en esa tónica con la naturaleza debemos incluir y pensar en todos”, añade Valderrama.
En la construcción, este año buscan generar becas con universidades privadas para garantizar la continuidad de los procesos que se han adelantado en el departamento, pero además a largo plazo planean alianzas con el Sena, para poder contar con un tecnólogo que permita profesionalizar o una academia de arte en la Universidad de la Amazonia. “Esto se necesita para fortalecer el centro cinematográfico. Además, nos hacen falta actores, pintores, músicos profesionales, porque es difícil tener una buena película de ficción sin esto en la región. Nosotros empezamos a formar haciendo laboratorios de guion, mientras que en Belén de los Andaquíes están haciendo animación”, describe Valderama.
Para la edición de este año, que será del primero al 5 de noviembre, se cerró esta semana la inscripción de cortos, mientras que de la programación se tiene claro que habrá un curso de documental de naturaleza, otro para mujeres indígenas y afros, así como alianzas con el Festival de la Montaña en Quindío, que tiene un proyecto de bicicletas que generan energía, que servirá para proyectar algunas de las películas. Con esto cumplen su promesa de llevar de la mano al cine con lo ambiental.
(Fuente: elespectador.com)
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