Fiebre: la imaginativa película.

Justo en vacaciones de invierno de Chile se estrena esta cinta familiar que muestra cómo un estado febril provoca que un niño experimente una gran aventura, que lo lleva a escenarios que combinan animaciones de diferentes estilos con el live action.

Un encuentro con el público nacional, en especial con los niños y sus familias, que la cinta de Elisa Eliash concreta tras estar en diferentes festivales, como el ruso Spirit of Fire y el de Mar del Plata. Además de Mi Primer Festival, en Lima, donde recibió el premio al mejor largometraje, y el pasado FICValdivia, la competencia nacional donde en 2020 también se estrenó Un poco de fiebre, un cortometraje de la misma Eliash, que inspiró su tercer largo y ya mostró una primera versión de la historia del niño con un estado febril que lo hace alucinar. El pequeño llamado Nino (ahora encarnado por Lautaro Cantillana) que, en el filme de poco menos de hora y media de duración, sufre de una altísima fiebre y experimenta una gran aventura. La que se desarrolla por medio de un live action que mezcla pasajes en color con otros en blanco y negro, además de escenas animadas con diferentes técnicas.

Una suma de géneros y estilos que dan vida a una de las pocas cintas infantiles chilenas del último tiempo, que con simpleza y mucha imaginación logra atraer a chicos y grandes.

A pesar de ciertas referencias raciales y sobre pueblos originarios que pueden ser vistas como poco adecuadas para los tiempos que corren, que en la trama nacen de la ingenuidad.

Ya que representan la visión de Nino después de ingresar a un mundo de fantasía, donde se mezcla su historia familiar con su imaginación, desde que su mamá le muestra una pintura.

La que habría sido realizada por un vecino que alguna vez vivió en el mismo edificio en que él habita ahora y se convierte en la puerta de entrada a su fantástico paso por paisajes inusuales.

Entre los que se cuentan una película en blanco y negro del neorrealismo italiano, donde conoce a Dina (Nora Catalano), y el rincón de la polinesia en que una tribu espera el fin del mundo.

En un cúmulo de situaciones y vivencias para Nino que lo llevan a experimentar por primera vez la independencia, mientras los más pequeños pueden identificarse con sus oníricas experiencias.