“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • Tomás Gutíerrez Alea: Nuestras películas no gustan porque no se ven
    Por El Correo de la UNESCO

    Su último filme, Fresa y chocolate, es la historia de la relación entre un intelectual homosexual y un muchacho perteneciente a la Juventud Comunista. ¿Cómo se le ocurrió abordar el problema de la homosexualidad en la sociedad cubana contemporánea?

    Leí el cuento de Senel Paz en manuscrito.* Me pareció, y creo que eso se refleja en mi película, que este cuento no trata solo de la homosexualidad, sino que trasciende ese tema para tocar un problema más amplio, el de la comprensión del otro, el de la tolerancia... Es, en definitiva, la historia de un muchacho, David, que gracias a un marginado social crece, se hace hombre y supera su visión limitada de la realidad.

    ¿Le sorprendió la acogida positiva que el público cubano brindó a su película?
    Pensé francamente que mi filme iba a gustar porque es una historia humana y conmovedora con una buena dosis de humor y porque estaba satisfecho del resultado. Sin embargo, el éxito que obtuvo superó todas mis expectativas.

    No obstante, en su película hay una crítica muy dura de la vida en Cuba. Al final el protagonista, Diego, decide irse del país. ¿No ha tenido usted temor de que se le considere un enemigo de la revolución?
    A mi juicio una sociedad solo puede avanzar cuando toma conciencia de sus errores y sus insuficiencias. La crítica es un arma fundamental de la revolución.

    ¿Cómo ve usted su trabajo de cineasta en un sistema estatal como el cubano, comparado con la forma de trabajar en Europa Occidental y en Estados Unidos?
    Ambos sistemas tienen ventajas e inconvenientes. Pero quiero aclarar que el sistema cubano no es un sistema estatal típico. Es verdad que el cine cubano se produce solo en el Instituto de Cine, que es una dependencia del Estado. Sin embargo, el Instituto siempre ha estado dirigido por cineastas con inquietudes estéticas e ideológicas, por gente abierta y no por funcionarios de fuera. No ha sucedido lo mismo en otras dependencias estatales, con las que de hecho resulta más difícil trabajar. Aquí, existe el peligro de que el Estado, al monopolizar la producción, limite las posibilidades de desarrollo.

    En una sociedad capitalista el riesgo reside en que la producción responda solo a intereses comerciales y acuda a las fórmulas ya conocidas de la violencia, el sexo... En cambio, la ausencia de monopolio estatal permite la existencia de realizadores y productores independientes.

    ¿Se puede hablar de una crisis del cine latinoamericano?
    Nuestro cine vive una crisis permanente porque no ha logrado controlar el sector de la distribución. Nuestras películas se ven menos en América Latina que en algunos países desarrollados, e incluso menos que en Estados Unidos.

    Cuba es una excepción. En primer lugar porque realiza el Festival del Cine Latinoamericano y también porque en San Antonio de los Baños tiene una escuela de cine que acoge a cineastas de toda América Latina. Además, la revolución cubana ha manifestado siempre un gran interés por consolidar los lazos culturales con el resto del continente. En nuestra isla se muestran películas argentinas, mexicanas, venezolanas, etc. Pero no sucede lo mismo en los demás países de América Latina, donde los sistemas de distribución están en manos de transnacionales vinculadas con productoras norteamericanas.

    ¿Pero no se trata también de la fascinación que ejercen las películas hollywoodenses?
    Los norteamericanos no solo tienen recursos financieros, saben además hacer un buen espectáculo y vender admirablemente esa mercancía. Pero también en otros países se realizan obras importantes, que sin embargo no llegan a verse. En esa discusión siempre hay quien dice: "No se ven porque no gustan". Yo respondo: "No gustan porque no se ven."

    No hay que luchar en el mismo terreno y pretender hacer películas espectaculares. Hay que dar otras opciones, otro cine, que nada tiene que ver con el sensacionalismo de la violencia y los efectos especiales. Hay que aprovechar la posibilidad que ofrecen ahora los equipos ligeros de hacer un cine de calidad a bajo costo. Y ello es factible en cualquier latitud.

    ¿A qué tradición cinematográfica se vincula usted?
    El cine latinoamericano es hijo del neorrealismo italiano. Después de la guerra empezaron a aparecer películas realizadas con equipo más rudimentario, a veces incluso con negativos vencidos. Eran películas como Ladrones de bicicletas y Roma ciudad abierta, totalmente distintas de los filmes de Hollywood a los que estábamos acostumbrados. Fue una revelación. Esa nueva forma de hacer cine se impuso rápidamente, nos dio una clave para afrontar el problema de la naciente industria cinematográfica latinoamericana, a saber: cómo crear un cine que expresara nuestra personalidad y estuviera al alcance de nuestros medios de producción, y que al mismo tiempo tuviera un carácter universal. El neorrealismo fue, pues, el punto de partida para todos nosotros. Ahora, por supuesto, ya no hacemos un cine neorrealista; ese fue un momento del cine y de su concepción que ha quedado atrás.

    Yo, por mi parte, hago un cine más analítico. Pero no niego mi admiración y mi respeto por los maestros neorrealistas, ni por otros cineastas que han influido en mi obra: Luis Buñuel, con el que me identifico en muchos sentidos; Jean-Luc Godard, con quien no me identifico en absoluto, pero que me ha dado algunas claves de la expresión cinematográfica.

    * "El lobo, el bosque y el hombre nuevo", Premio de Cuento Latinoamericano Juan Rulfo, 1991.

    Tomado de El Correo de la UNESCO, julio-agosto, 1995.

    Tomás Gutíerrez Alea: Our films do not like because they are not seen
    By El Correo de la UNESCO

    Interview to the Cuban filmmaker Tomás Gutiérrez Alea, published in The UNESCO Courier magazine.Tomás Gutíerrez Alea: Our films do not like because they are not exhibited."

    Your last film, Fresa y chocolate, is the story of the relationship between an homosexual intellectual and a boy who belongs to the Communist Youth party. ¿How come to your mind to tackle the problem of the homosexuality in the contemporary Cuban society?

    I read Senel Paz´s manuscript of the story; it seemed to me -and I think that  is reflected in my film,. that this story does not only talk about homosexuality, but rather transcends that issue to  tackles a wider problem; the  understanding of  the other and the problem of tolerance. It is mainly, in fact, the story of a boy, David who thanks to a socially isolated person grows as human being and became an adult and overcomes his limited vision of reality.

    Were you surprised by the positive reception that the Cuban public offered to your film?

    Frankly I thought that my film was going to please, because it is a human and moving story with a good dose of humor and I was satisfied with the result. However, the success that it obtained overcame all my expectations

    Nevertheless, in your film there is a very hard critic to Cuba`s life.  At the end of the film,  the main character, Diego, decides to leave the country. Have you not feared to be considered as an enemy of the Revolution?.

    In my opinion a society can only progress when it become conscious of its mistakes and inadequacies. The critic is an essential weapon of the Revolution.

    What do you think of your work as filmmaker in a state-owned system of film production as in Cuba, compared with that of the Western Europe and the United States?

    Both systems have advantages and inconveniences. But I want to clarify that the Cuban system is not a typical state owned system. It is true that the Cuban film is only produced by the Cuban Cinema Institute that is a  state owned  institution. However, the Institute has always been directed by filmmakers with aesthetic and ideological points of view, with open mind and not for someone alien to the medium. Something that has not happened in other state owned institutions, with  which is  is more difficult to work. Here exist the potential danger that the State, which monopolizes the production, limit the possibilities of development.

    In a capitalist society the risk is that the production responds only to commercial interests and appeal to the already well-known formulas of violence, sex.... On the other hand, the absence of state monopoly allows the existence of independent film directors and producers.

    It is possible to talk about a crisis of Latin American cinema?

    Our cinema lives in a permanent crisis because it has not been able to control the sector of the distribution. Our films are less seen in Latin America than in some developed countries, including the United States.

    Cuba is an exception First of alll, because it celebrates the International Festival of the New Latin American Cinema and also because it has in San Antonio de los Baños an International Film and Television School that welcome filmmakers from all Latin America. Also, the Cuban revolution has always expressed a great interest to consolidate the cultural ties with the rest of the continent. In our island are shown Argentinean, Mexicans and Venezuelan films etc. But the same does not happen in other countries of Latin America, where the distribution systems are in the hands of transnational linked with North American production companies.

    But is not also a matter of the fascination that exert the Hollywood films.?

    The North Americans not only have financial resource, they also know how to make a good show and admirably sell that merchandise. But also in other countries are made important works, however they are not seen. In that discussion there is always someone who says: They are not seen because they do not like." I respond: “They do not like because they are not seen ."

    It is not necessary to fight in the same field and try to make spectacular films. It is necessary to give other options, another cinema that has nothing to do with sensationalist of the violence and the special effects. It is necessary to take advantage of the possibility that offer now the light equipment of making a quality film at a low cost. And that is feasible in any latitude.

    Which film tradition do you think you belong to?

    The Latin American cinema is son of the Italian neorealism. After the war they began to appear films which were made with equipment more rudimentary, sometimes even with  negatives which were expired . They  made  films as bicycle thieves and Rome, Open City, completely different from Hollywood films, to which we were accustomed. It was a revelation. That new way of making film prevailed quickly, it offered us a key to face the problem of the recent Latin American film industry, i.e. how to create a cinema that could express our personality and correspond with our production possibility, and that at the same time had a universal character. The neorealism was the starting point for all of us. Now, of course, we do not make neorealist film; that  was a moment of the cinema  and its development that has been left  behind.

    I make a more analytic  cinema. But I do not  deny my admiration and my respect for the masters of the neorealism, or other filmmakers that have influenced my work: Luis Buñuel, with whom I identify myself in many senses; Jean-Luc Godard, with whom I  do not identify myself at all, but  who has offered me some keys of the film expression.

    * El lobo, el bosque y el hombre nuevo,  Juan Rulfo Latin American Short Story  Prize (Premio de Cuento Latinoamericano Juan Rulfo), 1991.


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