“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Lo más bonito... rompe estructuras
    Por Cecilia Rivero

    Lo más bonito y mis mejores años es una propuesta diferente, fresca e innovadora, que rompe la estructura narrativa convencional a la que está acostumbrada el espectador en nuestro país, señaló Cecilia Rivero, productora audiovisual.

    Según Rivero, la película que se encuentra en cartelera en el Cine Municipal 6 de Agosto hasta el 31 de agosto expone como característica principal la propuesta fotográfica y estructural que, junto a la naturalidad de las actuaciones, es el gran acierto de la obra.

    Con una historia urbana simple, Martín Boulocq refleja la cotidianidad de la vida de muchos jóvenes bolivianos. Sin mayor moraleja, ni grandes sucesos, esta película muestra los vacíos, conflictos y vivencias de un grupo de jóvenes, que son el reflejo de la superficialidad que caracteriza a gran parte de la juventud actual, añade Rivero.

    Desde su experiencia de producción en los últimos cuatro años, en el filme el realizador busca un hiperrealismo muy bien logrado gracias a la propuesta fotográfica y personajes bien trabajados que resultan ser bastante reales.

    “La cámara se mantiene en constante movimiento, muchas veces se va fuera de foco, dándole una estética visual diferente a la habitual, y que en su estilo resulta ser muy interesante, lo cual, junto a una edición ágil, le da ritmo a la película y evitando que ésta se caiga”, afirmó.

    Para Rivero, Boulocq es un joven talentoso y muy osado al proponer un cine alternativo, diferente al que está acostumbrado el espectador boliviano. Sin lugar a dudas, la propuesta cinematográfica de esta su ópera prima significa un giro para el cine nacional, subrayó.

    El filme
    Lo más bonito y mis mejores años retrata la vida de la clase media urbana de nuestro país. Berto, junto a su mejor (único) amigo, el parlachín Víctor, intenta vender un vehículo, viviendo, mientras tanto, la vida de la forma más común y silvestre, comiendo anticuchos, bebiendo cerveza en la calle, buscando chicas, hablando de sexo, tratando de encontrarse a sí mismo. El punto crítico es la aparición de Camila, la novia de Víctor que llega de Estados Unidos y rompe la rutina.

    Boulocq relata la historia dentro de una estructura diestramente fracturada, contrastando la vida estática de los tres amigos; la energía de la película reside en el espíritu de sus creadores y la potencia del don de relatar. Ésta es una concepción diferente de hacer cine independiente en su más verdadera forma.

    Uno de los aspectos más llamativos de esta película es que fue grabada sin que los actores conocieran el guión. De tal manera que Boulocq explicaba a los artistas de qué se trataba la filmación del día y esto permitió que los jóvenes fueran capaces de expresar diálogos dinámicos y evidentemente naturales, además que la identificación con la trama fue creciendo conforme pasaban los días. “Los actores pudieron ensayar sus personajes durante seis meses y el rodaje de la película demoró cuatro”, recordó al respecto el director y autor de la cinta.

    De acuerdo con los cálculos, la cinta requirió una inversión de 150 mil dólares. En primera instancia fue realizada en video digital, pero luego fue transferida al formato de 35 milímetros, para que pueda ser vista en las ruedas extranjeras dedicadas al séptimo arte.



    (Fuente: laprensa.com.bo)




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