“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA
  • Historia de un secuestro en clave de comedia
    Por Amadeo Lukas

    Con su primer largometraje, Dar de nuevo, el realizador santafesino competirá por el premio mayor en un festival que ha consagrado a muchos argentinos

    Su opera prima, Dar de Nuevo, le llevó, crisis mediante, cuatro años de trabajo, pero le está dando satisfacciones. Esta historia –filmada Venado Tuerto, una ciudad del interior argentino– que combina diversos géneros aunque básicamente apunta al paso de comedia, ya ha recibido numerosos premios y tiene una positiva repercusión en cada lugar donde se exhibe.

    El primero fue antes de que la película existiera: el Premio Opera Prima Categoría Interior del País que le otorgó el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, por el que recibió un subsidio destinado a la realización del film. Luego fue premiada en Santa Fe como Mejor Largometraje de Ficción, Premio Secretaría de Derechos Humanos y obtuvo también el Premio Miglior como Opera Prima en el importante Festival de Cine Latinoamericano de Trieste. Además fue invitada a San Petersburgo y Miami.

    Como culminación de este camino, el film de Perín –que tiene producción de su esposa, Cristina Aisemberg, y libro de Juan Carlos Muñiz y Jimmy Lavalle– participa ahora en el Festival Iberoamericano de Huelva, compitiendo en la Sección Oficial.

    –¿Cuándo comenzó a filmar Dar de nuevo?
    –Las primeras escenas las rodamos en 2002, pero la producción estuvo congelada hasta fines del 2003, por los conflictos económicos conocidos por todos, que fueron un golpe muy duro para nuestro proyecto. Hasta que lo retomamos en ese año y pudimos terminar en 2004. Iba a estrenarse en estos días, pero justo surgió la invitación a Huelva, y la distribuidora decidió de común acuerdo con nosotros aguardar el resultado de la participación de la película en el festival. Va a ser la única producción argentina en competencia, así que estamos muy contentos y expectantes.

    –¿Cuáles son la trama y el género?
    –En principio es una comedia con trasfondo social. La historia de cuatro jubilados que pasan sus días jugando al truco, y a veces a las bochas, pero que se atreven a soñar con otra oportunidad, a “dar de nuevo” pero jugando a otra cosa. No la están pasando bien, atraviesan graves conflictos económicos hasta que un día en ese bar del pueblo conciben un plan disparatado. Los cuatro viejos secuestrarán a un empresario joven y exitoso, que a la vez está mezclado con operaciones no muy claras. Es el hijo de un conocido de ellos que tiene como proyecto hacer un gran shopping en la ciudad y esto produce inquietud y desprecio en la comunidad, más que nada porque sus inversiones son dudosas, pertenece a la mafia bancaria y al blanqueo de dinero.

    Ellos tratarán de hacerlo lo mejor posible, pero los planes criminales pergeñados en la mesa de un bar no siempre son fáciles de llevar a la práctica. Llegan a secuestrarlo, pero luego habrá que esconderlo, darle de comer, ver la forma de cobrar el rescate, y ahí empiezan los inconvenientes, acentuados por su falta de experiencia en semejantes acciones. Ante las dificultades van apareciendo los conflictos entre ellos, los viejos rencores, porque hay una relación muy antigua y fuerte entre los cuatro. La trama se va desarrollando con tensión pero siempre con detalles de buen humor.

    –¿Se inspiró en alguna situación real?
    –Sí, en una época vine a trabajar a un frigorífico de Venado Tuerto y visitaba mucho un club de jubilados, y hablando con ellos, viendo sus padecimientos, se me fue ocurriendo un argumento en el cual ellos encuentren un camino fuera de la ley para sobrellevar su situación. Lo que pasa también es que la ciudad de Santa Fe es una de las más ricas de país, se mueven fortunas y a veces las desigualdades sociales despiertan mucho resentimiento, por eso los protagonistas son oriundos de allí. La película finalmente fue algo profética, porque el shopping después se hizo en Venado Tuerto y está en funcionamiento. Algo bastante absurdo para un ciudad de estas características.

    –¿Cómo encontró actores de edad tan avanzada?
    –A los cuatro protagonistas –Juan Aguilera, Virgilio Gigli, José Luis Maronna y Ernesto Pasquín–, los conocía muy bien de antes, son todos actores locales y experimentados. Además son también directores de teatro y hasta dramaturgos. Lo más importante es que todo el elenco, hasta los extras, está compuesto por actores, aunque ninguno tenga experiencia cinematográfica. Salvo Luis Margani, que paradójicamente no tiene preparación actoral. La de él fue una participación especial que le aportó un nombre y un condimento especial a la película.

    –¿El tema del secuestro le agrega toques policiales?
    –Hay una trama policial y momentos de acción, pero todo está jugado en paso de comedia. El drama siempre está presente pero cuando parece que las cosas va a estallar para el peor lado, se resuelven dentro del plano del humor. Es interesante el detalle que se filmó en una época en la que prácticamente no había secuestros en el país, en eso también la película se adelantó en el tiempo.

    –¿La película no se estrenará un poco a destiempo?
    –Para nada, el argumento no perdió vigencia con el paso del tiempo, al contrario, se ha fortalecido. Hasta ahora, en todas las exhibiciones que se han hecho, nadie advirtió que fuera un proyecto elaborado e iniciado cinco años atrás, piensan que se concibió en la actualidad. Además la situación del país que muestra el film sigue siendo prácticamente la misma, no se ha modificado.

    Tomado de la revista digital Raíces del cine No. 14



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Atilio Perin


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