“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

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  • Ella es Natalia Smirnoff, la mujer Cromos del cine 2016
    Por Gabriela Castro

    La directora y guionista argentina estuvo en el Festival de Cine de Cartagena, en esta ocasión como jurado de la competencia oficial de cine colombiano. Se le otorgó el premio Mujer CROMOS del Cine 2016, por 12 años de carrera.

    Sus apretados días en Cartagena transcurrieron en recorridos por toda la ciudad, entre salas de cine, teatros y demás espacios en los que se proyectaron las diez películas colombianas que compitieron en la categoría en la que fue jurado. Nuestra conversación tuvo una fluidez tan agradable, que sin mayor dificultad quedó al descubierto la mujer que está detrás de aproximadamente 22 producciones argentinas.

    Para Natalia Smirnoff, quien halló desde muy temprana edad una fascinación por la narración, los detalles y la manera de contar los vínculos, a través del cine las personas se transforman, abren su pensamiento, reflexionan y contribuyen a mejorar la sociedad.

    Descubrirlo fue todo un proceso, porque faltándole siete materias para terminar su licenciatura en sistemas, se arriesgó a estudiar en la Universidad del Cine (FUC), luego teatro y, contra todos los pronósticos, terminó su formación al lado de directores argentinos como Lucrecia Martel, Pablo Trapero o Alejandro Agresti.

    Después de varios años haciendo asistencia de dirección y dirección de casting, decidió salirse de su zona de confort para dedicarse a escribir y dirigir sus dos largometrajes Rompecabezas y El cerrajero. Historias en las que los personajes transmiten la resonancia emocional de Smirnoff, fantasmas que conviven con ella y que los explora desde todos los ángulos.

    La primera vez que asistió al Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI) fue en 2011, para proyectar su ópera prima Rompecabezas (2009), una de las películas favoritas en la Berlinale, el Festival de Cine de Berlín. En Cartagena ganó en la Competencia Oficial Ficción a Mejor director, llevándose también el cariño de un público cálido y especial.

    En el marco del FICCI, Smirnoff moderó un conversatorio sobre los estereotipos de la mujer en el cine. Fue el momento propicio para que Jairo Dueñas, director de la revista, le hiciera entrega de este galardón como Mujer CROMOS del Cine 2016, reconociendo así su trabajo en la industria.

    Tres años después, su segunda película El cerrajero (2013) le permitió regresar a Cartagena, una ciudad que, según ella, le sirvió para reencontrarse con un público entusiasmado que asiste a las funciones sin importar el horario y la temática de la película. “Esto no pasa siempre en los festivales, a veces no hay nadie en las funciones”, contó en medio del ajetreo que se hace evidente ya en su rostro, pero que no le impidió, según confesó, asistir a las fiestas de cierre del Festival.

    La actitud del público responde al buen año por el que acaba de pasar la cinematografía colombiana con películas como La tierra y la sombra, El abrazo de la serpiente, Alias María, Gente de bien, Violencia, Siembra, entre otras, que obtuvieron en 2015 nominaciones y reconocimientos en los festivales de cine más importantes del mundo, consolidando al cine nacional como una potencia.

    “Por eso me interesaba mucho ser jurado de esta competencia, quería ver lo mejor de la cinematografía colombiana. Siempre es fundamental mirar si hay apoyo desde el estado para una distribución adecuada. De lo contrario, es pretender que las películas se sostengan por número de salas y afluencia de público”, confesó.

    Y destaca el hecho de que en este momento hay más gobiernos latinoamericanos apoyando su cinematografía como una forma de desarrollo. “Es una manera de descubrir y crear una identidad propia y más en países como los nuestros, en los que la invasión cultural tiene mucha fuerza”, expresó Smirnoff.

    Y, en ese sentido, la existencia de las mujeres en la industria también depende mucho del apoyo del estado. Hace 20 años en Argentina, por ejemplo, el 98 % de los directivos eran hombres, hoy en día han cambiado los papeles y las mujeres han creado espacios para estar en todos los campos cinematográficos.

    A pesar de eso, Smirnoff nunca planteó como excepcional el hecho de que una mujer pudiera tener los mismos cargos que un hombre. “En Argentina hay una gran cantidad de mujeres trabajando en la industria y les ha ido bien y, en la medida en que suceda en Colombia también se va a naturalizar. Aquí hay muchas productoras y seguro apoyarán a las que quieran dirigir o escribir”.

    Ella más que nadie lo sabe. Luego de tener su primer hijo, no quería depender de alguien más haciendo películas, tenía ganas de hacer algo propio. Venía asistiendo durante bastantes años y, luego de tres películas en un año y medio, siguió el consejo de Jorge Gaggero, director de Cama adentro y se atrevió a escribir la primera historia, Rompecabezas, que nació de la idea de perdonar a las madres por todo lo que hicieron mal frente a los ojos de sus hijos, pero que finalmente ellos repetirán con el pasar de los días.

    Su exigente dirección la ha llevado a ser catalogada por los medios como uno de los últimos tesoros del cine argentino. Le destacan la mezcla de su estilo costumbrista con la “nueva ola” francesa, nacida a finales de los 50.

    “Para mí, la regla fundamental es guiar a los actores y potencializar su trabajo hasta hacerlos entender que no solo es una representación de lo que yo escribí, sino que es algo que de verdad están sintiendo”, finalizó. Natalia, una de las directoras más importantes del cine argentino, es una mujer CROMOS.


    (Fuente: Cromos.com.co)


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