En la ceremonia de clausura del 18º Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, se rindió un homenaje al cineasta chileno Raúl Ruiz, de cuya obra se hizo una retrospectiva en este certamen. La distinción fue recibida por su esposa y cineasta, Valeria Sarmiento. Cinco películas del reconocido cineasta chileno fueron exhibidas en el evento.
Del director nacional se están exhibiendo Tres tristes tigres (1968), El tiempo recobrado (1999), La comedia de la inocencia (2000), El dominio perdido (pre-estreno en Chile, cinta de 2004) y Días de campo (2005).
Ruiz, nacido en Puerto Montt en 1941, lleva toda una vida ligado al cine. En la década del sesenta dejó los verdes paisajes del sur para estudiar Teatro y Cine en Santiago. Pasó muy poco tiempo para que Ruiz creara su primer mediometraje, La maleta. En esa misma época se integró al movimiento intelectual Los Chanchos, junto al poeta Waldo Rojas y al escritor Germán Marín. Luego formó parte de Los Caballeros Antiguos, conjunto de jóvenes que se comportaba como una cofradía.
Su primer largometraje fue Tres tristes tigres, de 1968. La película narra las desventuras de un grupo de pícaros sin trabajo en torno a los bares de San Diego y Mapocho, y convocó a una gran cantidad de público y obtuvo un importante reconocimiento de la crítica especializada de la época.
Luego Ruiz se ligó al gobierno de Salvador Allende y al proceso político y social que comenzó a vivir el país. Realizó entonces algunas producciones durante la Unidad Popular, como Ahora te vamos a llamar hermano, El realismo socialista y Nueva canción chilena.
Llegado el régimen militar, todas esas producciones le costaron el exilio, por lo que Ruiz se marchó a Francia en octubre de 1973, país donde reside junto a su esposa, la chilena y también cineasta Valeria Sarmiento.
TRAYECTORIA Y OBRAS
Raúl Ruiz es uno de los directores de cine más aclamados por su creación cinematográfica latinoamericana. Ha realizado más de cien obras en diferentes formatos y extensiones, y en todas ellas propone innovadoras formas de narrar a través de una poética constructiva, muy al contrario de la conocida teoría del conflicto central.
Las cintas de Ruiz se elaboran a través de una especie de metacinematografía, puesto que sus producciones hablan por sí solas antes de hablar de aquello que se supone hablan. Y las películas del cineasta chileno tocan todos los grandes temas de la humanidad, como el amor y la muerte.
Entre las principales producciones cinematográficas que ha realizado este gran cineasta latinoamericano, destacan Tres vidas y una sola muerte, elogiado en el Festival de Cannes y que marcó la última interpretación de Marcelo Mastroianni.
En Francia se convirtió en el “niño terrible” de la vanguardia parisina; la mítica revista Cahiers du Cinema le dedicó un número exclusivo y eligió su obra La hipótesis del cuadro robado entre las diez mejores del mundo en la década del setenta. No cabe duda de que su amplia producción cinematográfica le ha traído grandes reconocimientos a nivel internacional, como en el año 1986, cuando en el Festival de Rotterdam se le reconoció como uno de los veinte cineastas del futuro. Es el único realizador latinoamericano en esta lista.
También fue figura distinguida en el prestigioso Festival de Cine de Berlín, donde recibió el Oso de Plata por su Aporte al arte cinematográfico de nuestro tiempo, y recibió el Premio Nacional de Artes Audiovisuales en 1997, entre otras distinciones. El pasado domingo 3 de diciembre, estos y otros pergaminos le fueron entregados en la ceremonia de clausura del Festival de Cine de Viña, que comenzó a las 19:30 horas en el Teatro Municipal de Viña del Mar, y donde la esposa de Ruiz, la porteña Valeria Sarmiento, recibió el Paoa en su nombre.
Un hermoso cierre para una semana en que Ruiz ha llegado a miles de espectadores, en el marco de este evento organizado por la Municipalidad de Viña del Mar.