“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • El cubano José Massip, un artista con mucha historia y sueños
    Por Elizabeth López C.

    El pensamiento reflexivo y la actividad intelectual pueden mantener la agilidad y el dinamismo de ideas en avanzadas edades. El cineasta cubano José Massip es uno de ellos. Lo que se aprende una tarde con él en su terraza —en un encuentro que ambos nos negamos a llamar entrevista y sí una conversación— es muchísimo más de lo que puede caber en este texto.

    Hombre de amplísima cultura, constituye un claro ejemplo del intelectual orgánico que se reclama en estos tiempos y que ha entregado su saber a la sociedad cubana. Se destacó, desde joven, en la promoción y desarrollo cultural de la Isla al ser miembro de la sociedad Nuestro Tiempo (década 1950), de la cual fue editor de 36 números de su revista. Junto a otros cineastas que integraban esa organización, participó en la realización del documental El Mégano, calificado como una pieza pionera en el movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano.

    Sus filmes han tenido la historia nacional y de otras regiones como componente esencial. A él se deben "Páginas del diario de José Martí" y el documental Madina Boe; este último fue la primera experiencia del cine cubano en una guerra de guerrillas. Lo filmó en África y hoy confiesa que haberlo hecho fue jugarse la vida.

    Por su entrega a la cultura y en ocasión de su aniversario 82, el ICAIC le dedica en julio especiales homenajes.

    ¿Qué le aportaron los estudios de sociología en Harvard en su desempeño como cineasta e intelectual en Cuba?

    Lo que más me aportó fue el lugar, su entorno y los profesores. Esa es una de las universidades más prestigiosas del mundo y, alrededor de ella, en la época que yo estudié, existía un fuerte movimiento de ideas de izquierda con discusión de importantes temas de ese momento.

    Harvard fue crucial en mi vida por su ambiente académico y la bohemia poderosa que influyeron mucho en mí. Ahí me hice un intelectual y un marxista. Cuando regresé a Cuba en 1948 me inserté en el Partido Comunista y, desde entonces, no he dejado de militar en esa organización.

    ¿Y la sociedad Nuestro tiempo?

    La sociedad Nuestro Tiempo también fue fundamental para mí pues me puso en contacto con la mayoría de los más relevantes intelectuales cubanos. Surgió antes del golpe de Batista el 10 de marzo de 1952 y se convirtió en un fuerte de oposición a la dictadura.

    Nuestro Tiempo fue como la antesala de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por su estructura similar. En la sección de cine estábamos Santiago Álvarez, Julio García Espinosa, Jorge Haydú, Alfredo Guevara, Tomás Gutiérrez Alea y yo. De ahí surgió El Mégano que se proyectó sólo una vez porque el Buró de Represión Anticomunista (BRAC) lo prohibió y ocultó la copia. Después lo rescatamos los primeros días de enero de 1959.

    En Nuestro Tiempo estuvo la semilla de lo que fuimos después cada uno de nosotros.

    José Martí ha sido un personaje recurrente en su obra, ¿por qué?

    Martí es una vocación para mí, es algo que llevo dentro muy fuerte desde hace años, aún cuando no lo conocía a fondo. Ha estado en mí como algo natural y que de alguna manera tenía que exteriorizar. Primero fue a través del cine y ahora con la investigación y la literatura, pues estoy terminando un libro referido a sus trabajos (escritos mientras vivió en Estados Unidos) sobre los contrastes entre ricos y pobres, y que no ha sido tratado en otros estudios. Además, tengo publicado otro título: "Martí ante su diario de guerra".

    ¿Y Maceo?, porque también es una personalidad que usted llevó al cine con Baraguá.

    Lo que yo siento es una afición total por la historia. Mi vocación por Maceo no es ajena a la que tengo por Martí. Cuando regresé de Harvard trabajé con Emilio Roig de Leuchsenring y descubrí el libro Cartas y documentos de Antonio Maceo, que reúne todo lo que él escribió, por lo que me familiaricé mucho con su personalidad y con la Guerra de los 10 Años. Entonces, mucho tiempo después hice Baraguá.

    Hace más de 20 años de esa película y después no ha hecho más cine. ¿Por qué?

    Hice algunas cosas en video, como un documental sobre la ciudad de Manzanillo y otro sobre el juicio de Ochoa. Dejé de realizar porque creo que en esa época entramos en un capitulo del cine cubano que yo no compartía pues vi que había una tendencia hacia el mercado.

    Si pudiera volver a hacer cine hoy, ¿lo haría?

    Tendría que ser que me dieran una oportunidad. Pero en este momento lo que más quiero es terminar el libro sobre Martí que me tiene tan fascinado como el cine. También tengo otras ideas, proyectos de libros con ensayos y artículos de crítica que yo he escrito en publicaciones, incluso tengo ideas para un libro sobre los sueños de Martí.


    (Fuente: Servicio Especial de la AIN)


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