Han fallecido tres figuras esenciales del cine latinoamericano durante los últimos cincuenta años: los realizadores Gerardo Vallejo (Argentina) y Carlos Mayolo (colombia), y el productor mexicano Alfredo Ripstein.
El director argentino Gerardo Vallejo falleció en Buenos Aires a causa de un cáncer pulmonar. El deceso del realizador nacido en Tucumán, en 1942, fue informado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de Argentina, que en un comunicado expresó su "profundo pesar" por la muerte del director. Vallejo inició su filmografía en 1968 con El camino hacia la muerte del viejo Reales, a la que siguieron El rigor del destino (1985), Con el alma (1995) y el inconcluso filme El inocente (2000). A mediados del año pasado había estrenado Martín Fierro, el ave solitaria, cuyo guión trabajó durante sus años en Madrid. Tras un breve paso por Panamá en 1975, Vallejo eligió a España para huir de la dictadura argentina (1976-1983). En 1979 creó en Madrid una escuela de cine por la que pasaron 150 alumnos durante los tres años que estuvo abierta. Vallejo integró el grupo Cine Liberación, creado a finales de la década de 1960, junto a los directores Pino Solanas y Octavio Gettino.
El reconocido director de cine colombiano, Carlos Mayolo, murió el 3 de febrero a los 62 años, víctima de un problema cardíaco, informaron sus familiares. Mayolo nació en Cali, departamento del Valle del Cauca, sudoeste de Colombia, en 1945, e inició su carrera como director de cine documental y argumental en 1968. Como actor participó en la fundación de varios clubes de cine y de la revista Ojo al Cine. Fue creador de los largometrajes La mansión de Araucaima, Carne de tu carne y Bienvenida a Londres. También incursionó en la publicidad y en la televisión, donde dirigió famosas series como Azúcar, Hombres y participó en Los pecados de Inés de Hinojosa. Reconocido con el Premio nacional a toda una vida dedicada al cine del Ministerio colombiano de Cultura, y 17 preseas Simón Bolívar. Mayolo también realizó trabajos pedagógicos en universidades colombianas y es considerado el mayor impulsor del trabajo audiovisual de su natal Cali.
Verdadero hombre de cine, productor legendario, espíritu emprendedor que siempre supo combinar el arte y la industria, don Alfredo Ripstein (1916-2007) será recordado como uno de los descubridores de talentos cinematográficos más grandes del cine mexicano. A este respecto, el catálogo de personalidades que trabajaron con él, a lo largo de sus más de 120 películas producidas, representa un verdadero quién es quién de la cultura cinematográfica mexicana. De entre todas ellas, destacamos a directores de la talla de Alejandro Galindo, Julián Soler, Chano Urueta, Arturo Ripstein, Jorge Fons y Carlos Carrera; a guionistas como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Vicente Leñero, José Revueltas, Jorge Ibargüengoitia, Emilio Carballido, Juan de la Cabada y Max Aub, y a casi todos los grandes intérpretes, editores, fotógrafos y hasta compositores –señaladamente, don Manuel Esperón– de la cinematografía nacional.
Hijo de un comerciante judío de origen polaco, don Alfredo nació un 10 de diciembre de 1916 en Parral, Chihuahua, y a los cinco años emigró junto con su familia a la Ciudad de México. Estudió la carrera de contador público y en 1940 obtuvo su primera oportunidad como productor, en El zorro de Jalisco, de José Bonavides Jr. Tras producir más de cincuenta películas para las principales compañías fílmicas nacionales, a finales de 1947 fundó su propia empresa: Alameda Films, la misma que llegaría a ser uno de los pilares de la industria y en cuyo catálogo destacan títulos como Tiempo de morir (1965); Principio y fin (1993); El callejón de los milagros (1994) y El crimen del padre Amaro (2002), uno de los films más taquilleros en la historia del cine nacional, entre muchas otras.