En definición de su autor, Matar a todos "es una obra que pretende hacerse un lugar en la expresión cinematográfica latinoamericana. Es una película histórica y atemporal a la vez. Narra una historia pasada, pero interroga sobre nuestro futuro. Lo hace desde un testimonio de vida, el de una mujer que teme haber sido engendrada por el demonio, pero a la vez teme por perseguirlo. Una mujer que sabe que “el pasado es lo que más cambia” y que sabe también que necesita resolver su pasado para construir su futuro", dice Esteban Schroeder, cineasta uruguayo que ya había explorado el trabajo de coproducción entre países de la región Latinoamericana (El viñedo, 2000).

El llamado “caso Berríos” detonó con el misterioso asesinato de un chileno en tierras uruguayas, en el marco del llamado Plan Cóndor, que consistía en la coordinación entre los gobiernos militares y servicios de inteligencia de las dictaduras de la región del cono sur latinoamericano. El químico Eugenio Berríos fue parte y víctima del Plan Cóndor.

Asesinado en 1993 en Uruguay, su cuerpo fue encontrado en la playa de Parque del Plata en 1995. Al químico de la policía secreta chilena DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), estrechamente vinculado a Augusto Pinochet, lo mataron para “quemar un archivo” extremadamente peligroso por la información que poseía.

Cuando sacan a Berríos de Chile para que no declare ante la justicia, se articula un complejo esquema para custodiarlo y controlarlo en Uruguay, repitiendo, en democracia, la siniestra hermandad del Plan Cóndor. Pero Berríos, un hombre inestable y poco confiable, huye y amenaza con contar lo que sabe. A partir de allí comienza a tejerse la compleja trama para eliminarlo.

Berríos había desarrollado una nueva versión del gas sarín, creado por los nazis, que eliminaba sin dejar rastros, el que se utilizó para asesinatos individuales y se evaluó la posibilidad de usarlo como arma de exterminio masivo, ante una posible guerra con Perú, Bolivia o Argentina. El ex químico de la DINA también experimentó con armas bacteriológicas. Se especula que fue con una de estas cepas nuevas de estafilococo dorado la que mató al ex presidente Eduardo Frei Montalva, uno de los más conocidos opositores al régimen dictatorial, cuando le practicaban una intervención quirúrgica de rutina en una clínica de Santiago. Berríos había afirmado que “no hay mejor manera de librarse de un indeseable que con una gota de estafilococo dorado”, la que jamás podría rastrearse.

Berríos experimentó también para eliminar el olor de la cocaína: entre sus allegados había varios miembros del narcotráfico internacional.

Por el asesinato de Berríos fueron procesados militares chilenos y uruguayos, pero muchos implicados todavía no fueron juzgados. El caso es un ejemplo paradigmático sobre cómo el Plan Cóndor, por su propia inercia, continuó operando cuando se habían recuperado las democracias.