“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

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  • Confusión que provoca la falta de información o el olvido voluntario
    Por Fabiana Montenegro

    Para Lucrecia Martel el cine es un proceso de pensamiento en toda su amplitud, tanto en emociones como en cuestiones físicas. En sus películas, la realizadora trabaja en capas con muchos y diminutos elementos que convergen en personajes tan complejos como la vida misma. Su propósito principal es altamente arriesgado: que el espectador sepa introducirse en los motivos que tiene cada personaje para obrar de una determinada manera frente a los desafíos que se le plantean. Esta complejidad provoca opiniones muy divergentes, y eso hizo que el film no gozase del total beneplácito de la crítica en Cannes.

    En La mujer sin cabeza una mujer maneja por la carretera, y en una distracción atropella algo. Los días siguientes a este incidente, ella no reconoce los sentimientos que la unen a las cosas y a las personas. Sólo se deja llevar por la vida social.

    Una noche le dice a su marido que ha matado a alguien en la ruta. Recorren la zona pero sólo hay un perro muerto, y amigos allegados a la policía confirman que no hay información de un accidente. Todo vuelve a la calma y el mal momento parece superado, hasta que la noticia de un macabro hallazgo preocupa nuevamente a todos.

    Martel ha revivido con la película algunos momentos amargos de su vida, concretamente uno muy parecido al que se expresa en esta historia, cuya mejor definición trágica es un dicho de la medicina popular del norte argentino, que es a su entender muy adecuado para lo que le sucede a alguien perceptualmente cuando tiene un accidente violento; dice que "el alma se desprende del cuerpo y permanece en el lugar del accidente para preservarse del daño posible que haya sufrido el cuerpo" tras lo cual esos seguidores pasan a pensar cómo hacer para recuperarla.

    La realizadora, que inspira sus diálogos en conversaciones mantenidas con su madre, muy prolífica verbalmente, ha usado en esta ocasión el formato de cinemascope con el que dice estar más satisfecha porque reconoce que es ideal para acercarse al rostro de los actores por la forma en que necesariamente recorta el cuerpo y porque en las escenas de cama cabe la gente cómodamente en el cuadro.

    El 2:35 es un formato que se ajustaba más adecuadamente a la construcción de la casa donde se rodó la película, datada en 1970 y con muchas líneas verticales en su estructura.

    Las referencias a estratos o castas distintas en la Argentina actual están presentes en toda la película porque, según la directora, la política ha hecho más abismal las diferencias sociales, lo que ratifica contemplando la ciudad como una superposición de ciudades en donde por algunos lugares pasan unos y por otros, donde los privilegios se perciben de una manera muy diferenciada y, aunque no sea el propósito fundamental de La mujer sin cabeza, es una circunstancia histórica que nos ha tocado vivir.

    Además, el filme no es una historia de personajes en sí, sino que trata sobre el estado de retención emocional en el que queda una persona cuando termina no teniendo ninguna información sobre lo que real o aparentemente le ha sucedido a otra, y detallar todo ese proceso.

    Cuando hay una supuesta víctima a quien nadie ve, no hay crimen. Con esta premisa es inevitable establecer un paralelismo con lo sucedido en la Argentina durante la dictadura. Lucrecia Martel no ha querido ahondar en esta asociación de ideas porque considera que en su país las películas que tengan que ver con la dictadura provocan toda una serie de prejuicios con los que es preferible no relacionar, si lo que se pretende es que vaya gente a ver la película.

    La realizadora tiene claros recuerdos sobre de qué manera se esquivan las cosas para no mencionarlas, o que las cosas no existan o cómo se hace para que, por ejemplo, en una ciudad que está siendo bombardeada deban haber unos mecanismos muy complejos con los cuales se evite estar escuchando las bombas.

    Ese proceso de convivir con un olvido voluntario frente a una experiencia terrible, es algo muy sutil que se hace como defensa para poder soportarlo. Eso, según Lucrecia, está muy ligado a vivir en una ciudad que está atravesada por gente desesperadamente indigente arrastrando carros en los que llevan basura. "La insensibilidad se construye a fuerza de muchísima educación y esos mecanismos de olvido y de no ver a mí me resultan muy interesantes y son constantes en nuestro país y en otros—razonó—. El proceso para insensibilizar requiere de mucha creatividad. La compasión es algo que nos sale con mucha naturalidad. Lograr que eso desaparezca hasta el punto de que uno deje de ver el problema provoca la necesidad de una verdadera inversión que tiene que hacer la sociedad para reparar" —concluyó Martel.

    Nuevamente, tras La niña santa, esta nueva cinta ha contado con el apoyo de la productora española El Deseo. Agustín Almodóvar contó que desde que vieron La ciénaga, Pedro y él quedaron fascinados con el cine que hace Lucrecia "porque la película reunía todas las cosas que nos gustan como espectadores y a nosotros personalmente nos gusta el cine complejo, el cine que hace que tú tengas que enfrentarte a esa película tomando una actitud activa, incluso emocionalmente. Esa especie de radiografías humanas que ella hace, donde hay mundos cercanos, microcosmos y sonidos remotos que nos están hablando de realidades que no están explícitas en la película, a nosotros nos parecen mágicas".

    Martel bromeó en la presentación mundial de la película en el pasado Festival de Cannes, explicando que la primera vez que tuvo oportunidad de hacer reuniones con productores, a partir de La ciénaga, les dijo en Miramax que a ella le gustaría hacer Alien 5 (en aquel momento estaba filmado hasta Alien 3) "como para que me dieran un tiempo en hacer un nombre en la historia del cine, pero todavía no lo logré"— ironizó y añadió: "a mí todo lo que sea desnaturalizar la naturaleza humana, volver borrosos los límites entre lo vegetal, animal y humano es un mundo que me parece fascinante. Yo veo mi propio cine como algo muy destanuralizado y mucho más cercano al cine fantástico que a algo costumbrista".

    La cineasta salteña tiene en proyecto la adaptación al cine del cómic El eternauta, creación del guionista Héctor Oesterheld y del dibujante Francisco Solano López, todo un icono para la cultura argentina, especialmente porteña, que supone para ella todo un desafío y un homenaje a Buenos Aires, ciudad en la que ha vivido la mitad de su vida y que, a su juicio, es todo un personaje dentro de la historieta.

    Por su calidad argumental, la obra resistió varias generaciones de lectores en la revista argentina de cómics Hora Cero Semanal. Oesterheld y sus cuatro hijas se encuentran desaparecidos tras ser secuestrados por agentes de la última dictadura militar.

    El eternauta cuenta la historia de una invasión extraterrestre a escala planetaria, pero focalizada en una masacre de seres humanos en Buenos Aires y la resistencia que organizan los supervivientes. Juan Salvo, el protagonista, es un navegante de los tiempos y la eternidad que vuelve a su lugar de origen para revelar a un historietista las peripecias desde que la Tierra fue invadida por otra civilización.

    (Fuente: Cinestel.com)


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