El director colombiano Felipe Aljure, director de El Colombian Dream habló con Cinestel sobre esta película de acción, violencia e interés desmesurado por el dinero, con motivo de su exhibición en el Festival de Cine Latino de Chicago. El filme relata la historia de unos jóvenes que se van de vacaciones con el propósito de ganar plata fácil.

Los jóvenes comienzan vendiendo pastillas alucinógenas y pirateando CDS entre sus clientes. Un hombre interesado en esconder una "mercancía" para sacar ventaja a sus socios, les entrega gran cantidad de pepas a los jóvenes y estos acceden ante la perspectiva de ganarse dinero extra.

El sujeto muere de una sobredosis en el momento en que ellos están guardando las pepas, dejándolos ante una gran encrucijada. Los engañados socios del muerto empiezan una búsqueda desesperada por recuperar su mercancía. Los jóvenes intentan esconderse enredándose en situaciones clandestinas, e involucrando paulatinamente a todos sus conocidos y miembros de su familia.

La película hace una reflexión sobre los valores y antivalores de la sociedad colombiana en la actualidad. ¿Sobre qué planteamientos se propuso rodar este filme?
Yo diría que quise tratar la obsesión que tenemos hoy en día por la plata (el dinero) y cómo hemos perdido otros valores.

Hemos montado mundialmente una guerra para prohibir supuestamente la droga y la adicción a matar gente, pero en esta guerra matamos 99 personas de cada cien para salvar a una persona que se muere de sobredosis.

Y entonces usted se propuso hacer una reflexión sobre estos problemas que pueden haber en la sociedad colombiana.
Yo creo que está claro que estamos montando una guerra que mata más gente en tiroteos que la que muere por las drogas.

¿Y por qué eligió narrar la historia en la voz de un niño ya fallecido?
Porque siempre he visto películas que ponen un narrador en off al final, cuando ya encuentra que no funciona, y yo quería un narrador que fuera un personaje que fuera evidente que era un personaje. Entonces se trata de un niño muerto porque me parecía que, en una guerra que causa muertos sería importante oír la voz de las víctimas, de los muertos.

Entonces un muerto narrando el mundo de los vivos me parece que tenía una pasión adicional, puesto que los muertos tienen un conocimiento del cual nosotros carecemos, lo que pasa después de la vida.

También usted ofrece imágenes de violencia, pero a cámara lenta, ¿por qué enfatiza de esa forma este tipo de comportamientos incívicos?
Yo creo que El Colombian Dream tiene un lenguaje moderno y hay dentro de ese lenguaje una velocidad vertiginosa y en momentos determinados hay gente importante, los cuales creí necesario que se cuenten en un ritmo más lento y más prolongado que permitan profundizar en esa sensación.

Entonces esas cámaras lentas lo que hacen es, en ciertos momentos claves, parar el ritmo frenético que tiene la película, que es un filme muy moderno que está en clave de cómic y quizás de musical, que es como permitir un aire y una reflexión en un tempo más amable y más pausado.

Lo cual puede permitir al espectador reflexionar quizás sobre hacia adónde van las personas con ese tipo de comportamientos....
Yo creo que básicamente es mucho peor la adicción a la plata que la adicción a la droga y no solamente hablamos de la sociedad colombiana sino de la mundial porque en este tema de la adicción, el tema aparentemente parecería colombiano, pero en realidad en Colombia se produce, pero se consume en el mundo entero entonces yo creo que es un problema que deberíamos compartir desde todos los ángulos y desde todas las nacionalidades.