“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • El animado argentino Martín Fierro: Un homenaje al caricaturista y escritor Fontanarrosa

    Martín Fierro (2007) es una cinta de animación argentina basada en El gaucho Martín Fierro, publicado en 1872, primera parte de la obra más importante de la poesía gauchesca y que es también un clásico de la literatura latinoamericana. Está ambientado en una época de cruenta guerra del estado argentino contra los pueblos pampa y mapuche, un conflicto que continúa hasta la actualidad y aflora continuamente en los reclamos de justicia de los indígenas.

    También fue este el tiempo de la marginación del gaucho y de su forma de vivir por la modernización. En el debate civilización-barbarie –también sin concluir en América Latina–, el texto toma partido a favor de la barbarie: pone de manifiesto la forma abusiva como puede imponerse la civilización en nombre del progreso de unos pocos.

    Pero por sobre todo, Martín Fierro, la película, es un homenaje póstumo a Roberto Fontanarrosa. El caricaturista y escritor nacido en Rosario no es tan conocido fuera de su país como Quino, pero es célebre en Argentina por dos personajes, el gaucho Inodoro Pereyra y el rubio pistolero Boogie el Aceitoso, y en el ocaso de su vida hizo las ilustraciones para una edición del libro de Hernández. Fontanarrosa, que murió el 19 de julio de 2007, cuatro meses antes del estreno de la película, respaldó la idea posterior de llevar el poema al cine, a partir de esas gráficas. Aportó con ese fin 60 ilustraciones en tinta negra, sobre la base de las cuales un grupo de 70 animadores levantó el filme, que fue dirigido por Liliana Romero y Norman Ruiz.

    El principal desafío técnico que afrontaron fue el de hacer una cinta que funcionara cinematográficamente a partir de unas ilustraciones que son esencialmente planas y de un trazo complejo. Para ello hicieron tres cosas: utilizaron el foco y el fuera de foco con el fin de darle profundidad a las imágenes; dieron textura fotorrealista a algunos detalles del ambiente, y lo más importante, Romero creó fondos pintados al óleo que contrastan bellamente con el estilo de Fontanarrosa y contribuyen también a que la Pampa sea otro personaje de la cinta.

    La película carece de especial virtuosismo en lo que a la animación respecta, más allá de la acertada solución de ese problema. Pero el resultado es un acierto en lo que se refiere al respeto por las creaciones originales del dibujante. Eso también contribuye a que Martín Fierro se diferencie del animé: además de que los dibujos tienen más movimiento y no corre sangre en las peleas, la mayoría de los personajes de Roberto Fontanarrosa tienen los ojos achinados y son fieles en ello a la fisonomía de los argentinos que descienden de indígenas y que no suelen verse mucho en el cine de ese país. En la animación japonesa, en cambio, predominan los ojos grandes y redondeados. También se distancia la película del modelo Disney, como consecuencia del respeto al poema de Hernández. El guión, escrito por Fontanarrosa, Horacio Grinberg y Martín Méndez tiene un aire de western revisionista, de esos que ponen en duda la superioridad moral de los blancos sobre los indios. La fuerza superior del injusto delata la barbarie del civilizado.


    (Fuente: Revista Vértigo)


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