El argentino Leonardo Favio: El romance de la música y el cine
Por Jaisy Izquierdo
El reciente filme Aniceto, del destacado compositor y cineasta
argentino Leonardo Favio, recorre, cuadro a cuadro, los cinco lustros
de la historia de la democracia en Argentina. Favio presenta el filme
en muestra de cine argentino postdemocracia en La Habana.
Leonardo Favio ve la vida a través del color de la música y de las imágenes que le provocan los sonidos. Cine y melodías en él se han conjugado de tal manera, que a su nombre responden al unísono tanto los éxitos musicales O quizás simplemente le regale una rosa y Fuiste mía un verano de la década prodigiosa, como los títulos tributados a la pantalla grande, Crónica de un niño solo y El romance del Aniceto y la Francisca, consideradas de las mejores en la historia del cine argentino.
Es precisamente Aniceto una nueva versión del clásico El romance... lo que ha motivado a Favio —de 71 años de edad—, a llegar a La Habana, puesto que su cinta dio inicio al ciclo de cine argentino "El grito sagrado: Postales de libertad", que concluirá el jueves 21 de mayo de 2009.
Leonardo, peronista de corazón —como lo demuestra con su obra Perón, sinfonía del sentimiento—, pone ahora a disposición del espectador cubano su más reciente filme, que se une a otros 24 títulos —entre ellos los clásicos Hombre mirando al sudeste, de Eliseo Subiela; Historias mínimas, de Carlos Sorín; Garaje Olimpo y La historia oficial, de Luis Puenzo— para tomarnos de la mano y recorrer, cuadro a cuadro, los cinco lustros de la historia de la democracia en Argentina.
Y es que, como declara el mismo Favio, ser memoria es la esencia palpable del cine, pues "quien nace para ser cineasta viene con una urgencia: utilizar o fabricar imágenes para testimoniar la historia, transmitir el asombro, los sueños, la poesía".
Aniceto, por supuesto, no está exento de tales atractivos, así como tampoco pudo eludir las inquietudes musicales de su autor, quien por muchos años acarició la idea de llevar al ballet la historia protagonizada en 1966 por Elsa Daniel, María Vaner y Federico Luppi; y que ahora cobra vida con los bailarines Hernán Piquín, Natalia Pelayo y Alejandra Baldón. El propio Favio participa esta vez interpretando el tema Canción de juventud, con que cierra el filme y que compuso su hijo, el músico Nico Favio.
Sobre el reto que puede significar retomar su propia obra, Favio confiesa con esa sencillez que caracterizan sus composiciones: "Las bases de ambas cintas son las mismas, lo diferente es el amor, que es siempre un misterio".
No pretende Leonardo que sus personajes sean de carne y hueso, se declara aliado de la ficción: "Me gusta que mis personajes nazcan de un fotograma y que, unidos cuadro a cuadro, cuenten una historia, que es la mía y que solo se transforma en película a través de la visión del espectador. Es tan simple el cine mío: se trata de encontrar una idea y de ver si esta vale la pena".
El punto de partida que dio inicio fue el deseo de hacer una obra de teatro, pero finalmente el guión teatral terminó convirtiéndose en cinematográfico.
Favio, feliz de no escapar de su destino fílmico, continúa haciendo planes para el futuro y pretende "seguir inventando nuevas posibilidades, porque siempre tengo la sensación de que algo queda por decir en el camino".
Sobre el proyecto en el que está inmerso ahora, adelanta que "se titula El mantel de hule, y en él pretendo trabajar más el potencial pictórico de la imagen. La película iniciará captando el montaje sonoro que es propio de los grandes conciertos de rock. Pienso que hay muchas cosas que se desconocen de este mundo". Se remonta entonces a los días de su infancia de los que guarda "el sonido del estadio de fútbol mientras preparaban el espectáculo, las pruebas de los parlantes que llegaban hasta mi casa, muy próxima al estadio. Pienso que este aspecto sonoro se ha descuidado mucho en el cine nuestro, y también en las salas de exhibición donde se proyectan las películas".
Evidentemente Favio es un ser que mira en sonidos y escucha en imágenes, dos cosas que simplemente no puede separar: "Uno es lo que hace y hace lo que es. Amo mis canciones tildadas por muchos de simples, porque están en el inventario familiar de nuestra gente. En caso de no ser cineasta me hubiera gustado ser un gran director de orquesta. Me apasiona la música, pero solo llegué a ser un cantor de guitarra de tono corriente".
Argentinean Leonardo Favio: El romance de la música y el cine
By Jaisy Izquierdo
The recent film Aniceto, by the outstanding Argentinean composer and filmmaker Leonardo Favio, goes, sequence after sequence, through the five lustrums of the history of democracy in Argentina. Favio presents the film at the sample of post democracy Argentinean cinema.
Leonardo Favio sees life through the color of the music and the images provoked by the sounds. Cinema and melody have combined in him in such a way that he is author of musical hits such as O quizás simplemente le regale una rosa and Fuiste mía un verano from the prodigious decade as well as the titles with which he has contributed to the big screen, Crónica de un niño solo and El romance del Aniceto y la Francisca, considered among the best films in the history of Argentinean cinema.
It is precisely Aniceto, a new version of the classic El romance... what has motivated seventy five year old Favio to come to Havana since his film started the cycle of Argentinean cinema "El grito sagrado: Postales de libertad", which will finish on Thursday, May 21st, 2009.
Leonardo, a follower of Perón from his heart, as it is proven with his work Perón, sinfonía del sentimiento—, has come to offer the Cuban spectators his most recent film, which is part of another 24 titles, among them the classics Hombre mirando al sudeste, by Eliseo Subiela; Historias mínimas, by Carlos Sorín; Garaje Olimpo y La historia oficial, by Luis Puenzo— he has come to take us by the hand and go, sequence after sequence, through the five lustrums of the history of democracy in Argentina.
The fact is, Favio himself declares, that the palpable essence of cinema is to be memory because “he who is born to be a filmmaker comes with urgency: to use or to build images in order to give evidence of history, transmit amazement, dreams, poetry.”
Aniceto, of course, does not lack such attractiveness, and in the same way it could not avoid the musical inclination of the author, who spent many years flirting with the idea of turning into a ballet the story starred in 1966 by Elsa Daniel, María Vaner and Federico Luppi; which now comes to life with dancers Hernán Piquín, Natalia Pelayo and Alejandra Baldón. Personally, Favio participates this time interpreting the song at the end of the film which was written by his son, musician Nico Favio.
About the challenge implied in retaking his own work, Favio confesses with the same unaffectedness that characterizes his songs: “the basis in both films is the same, what is different is love, which is always a mystery”.
It is not Leonardo’s intention to have flesh and blood characters, he declares himself an ally of fiction: “I like my characters to be born from a photogram and I like to have them tell their story, sequence after sequence, a story which is mine and only becomes a film through the spectators´ perspective. My idea of cinema is so simple: it is about finding and idea and seeing if it is worthy”.
The starting point was his desire to make a theatre play, but the script for the theatre ended up being a cinematographic script.
Favio is happy about not being able to escape his destiny linked to the film industry, he continues to make plans for the future and intends to “keep on inventing new possibilities because I always have the feeling that there is something to be said along the way”.
About the project he is absorbed by right now, he says that the title is El mantel de hule, and he intends to work more with the pictorial potential of the image. The film begins by capturing the sound montage that is typical of the big rock concerts. “I believe there are many things of this world which are unknown.” Then, he thinks back to his childhood days from which he keeps “the sound of the soccer stadium while the show was being prepared, the tests with the speakers which could be heard from his house, very near the stadium. I feel this sound aspect has been neglected a lot in our cinema and also in the movie theaters where the films are shown”.
Evidently Favio is a being who looks through sounds and listens through images, two things that he is simply unable to separate: “We are what we do and we do what we are. I love my songs, which many people consider simple, because they are part of the familiar inventory of our people. In case I had not been a filmmaker, I would have loved to be a great orchestra director. I am passionate for music but I just managed to be a common singer with a guitar “
(Fuente: Juventud Rebelde)