Fenomenal sorpresa
Por Diego Galán
Así calificaron algunos críticos el estreno en España de Tiempo de revancha, la fenomenal película de Adolfo Aristarain. Hacía mucho tiempo que el cine argentino no presentaba una película de tanta calidad, y tan valiente. Fue realizada en época difícil, en 1981, cuando Argentina aún vivía bajo la dictadura militar.
Cuenta la historia de un desengañado militante de la izquierda (Federico Luppi), que decide vengarse de sus explotadores. La peripecia de este hombre nos tiene agarrados hasta el último momento que, por cierto, es inesperado.
Adolfo Aristarain tenía 38 años cuando dirigió Tiempo de Revancha.
Siendo entonces un director casi desconocido, su película se convirtió casi de inmediato en uno de los mayores éxitos internacionales, dentro y fuera de Argentina. Fue premiada en numerosos festivales.
Aristarain había sido ayudante de dirección, entre otros del español Mario Camus; había dirigido algunas películas musicales de entretenimiento, muy propias en la época de los militares, y un primer filme negro, La parte del león, que no tuvo éxito. Tras Tiempo de Revancha, otras películas posteriores confirmaron su talento. Últimos días de la víctima, Un lugar en el mundo, Martín Hache, Lugares comunes, Roma…
Mención aparte merecen los actores de Tiempo de revancha. Lógicamente destaca Federico Luppi. Con 45 años tenía tras de sí una brillante carrera. Sin embargo, llevaba seis años prohibido por la junta militar. A consecuencia de lo cual Luppi había abandonado la Argentina, y trabajado en teatro en España durante un tiempo. De hecho, su vinculación a esta película estuvo en suspense hasta el último minuto, pendiente de la autorización militar necesaria.
Junto a Federico Luppi una serie de actores de reparto que son ya leyenda en el cine argentino, especialmente Ulises Dumont en el personaje del amigo a quien se le ocurre fingir el accidente, Julio de Grazia, el abogado corrupto, y la esposa, Haydée Padilla, que en aquellos años era la compañera de Federico Luppi. Todos ellos han trabajado en más de una ocasión con Adolfo Aristarain, especialmente Federico Luppi, que se transformó a partir de esta película en una especie de alter ego del director.
(Fuente: canaltcm.com)