Sebastián Silva nos habla de La Nana
La segunda película de Sebastián Silva nos habla sobre las personas que habitan en nuestro hogar sin ser familiares nuestros. Las asesoras del hogar, esas mujeres que saben todo lo que pasa en una familia, incluso -eso que pasa en todas las familias- como se dice. Las nanas, las que se juntan con sus colegas para “pelar” a la dueña de casa o a “pololear” con el carabinero del plan cuadrante del barrio.
Para Sebastían Silva, La Nana tenia más posibilidades de alcanzar masividad que su ópera prima La vida me mata, "ya que se trata de una película emocional y no existencial como su predecesora". Y por supuesto que el triunfo en el prestigioso festival de cine independiente Sundance, le sienta bien para su próximo estreno en salas locales.
"Aunque sabía que le había gustado a la gente porque eso se comentaba, igual fue sorpresivo porque uno nunca se espera que va a ganar", contó Silva a punto de abordar un avión para viajar a Rotterdam con La Nana bajo el brazo.
La protagonista, la actriz Catalina Saavedra recibió un premio especial del Jurado por su papel de la empleada doméstica en el seno de una familia chilena de clase media. "El premio a la Cata fue el primero de todos y fue increíble, luego vino el mío. Al terminar la ceremonia se me acercó la productora de Lars Von Trier (Vibeke Windelov) para decirme que su trabajo era uno de los más impresionantes que había visto, que cuando la vio a ella al finalizar una de las exhibiciones se había puesto a llorar porque su actuación la dejó para adentro, alucinada".
Espera estrenarla el segundo semestre de este año. Lo que sería toda una oda a la velocidad. Rodada durante 20 días durante enero en la casa dónde creció el director, La Nana promete ser un drama dedicado a uno de los personajes menos tomados en cuenta por nuestra sociedad.
Luego de presentar La Nana en el Festival de Rotterdam, Sebastián Silva alista nuevos desembarcos en festivales como Cartagena, Miami y el Bafici de Buenos Aires, amén de contar con las puertas abiertas para regresar a la nevada Park City. "Me dijeron que por favor postulara con cualquier proyecto. Ellos tienen un famoso laboratorio de guiones donde planeo llevar "Second Child", mi nuevo guión que acabo de escribir en Nueva York y que transcurre allá".
Tras los logros alcanzados con La vida me mata como el Premio Pedro Sienna a la Mejor Película de 2007, se puso de cabeza a trabajar en su segundo largometraje La Nana, sus obsesiones en el set y los males de la TV, nos habla en la siguiente entrevista.
De qué trata La Nana, tu segunda película.
Es la historia de una nana puertas adentro, se llama Raquel y es interpretada por Catalina Saavedra. Habla sobre el encierro que ella sufre hace tantos años sin que ella se de cuenta y un poco su torpeza emocional, sus conflictos existenciales son un poco debido a este encierro que ella misma optó tener también, porque nunca fue obligada a ser nana, pero ella sí decidió ser nana de una familia ABC1 qué sé yo y un poco todo el drama que eso significa.
¿Es una familia estereotipada tipo Eguigurén o más bien real dentro de ese segmento?
Tienen humor porque es una familia que tiene niños, una familia joven que se ve enfrentado a algunas situaciones medias extremas con las nanas –la película se trata de ellas- Claro, ves a las familias enfrentándose al tema de las nanas que no deja de ser divertido, pero es trágico a la vez. Sí tiene un poco de humor, pero yo considero que es un drama. Es un drama, la vida de Raquel es muy triste, no considero que sea divertida, al revés, es muy triste lo que le pasa a Raquel. Entonces no está tan esteriotipada, pero claro, es una familia ABC1 entonces inevitablemente uno muestra que viven en una casa grande y hablan de cierto de modo, son personajes más bien cuicos, pero no son unos fachos malignos que maltratan a su nana, la quieren harto y todo, pero la quieren como las familias quieren a las nanas, que es un amor restringido, condicionado por los roles que surgen de ese contrato, en el que hay un empleado y un empleador y eso va a ser así para siempre.
¿Y porqué te nace escribir sobre las nanas y su relación con los patrones?
Es un poco por experiencia personal. Haber nacido con nanas alrededor y haber sido un poco criado por nanas. Tiene cosas de mi familia y otras nada que ver, hay escenas que son autobiográficas y otras varias que no. En el guión estuvo metido Pedro Peirano y Juan Radrigán, por lo que hay varias miradas al tema. Yo tenía mucho interés en hacer una película de un personaje más que contar los secretos de mi familia, eso es para mis amigos y sí es que… Tampoco estoy exponiendo mi intimidad familiar en la película, pero claro, tiene cosas inevitablemente muy mías, extractos, sugerencias.
Cuando ganaste el Sienna criticaste el hecho de haber estado tan sólo dos semanas en cartelera en Hoyts, ¿Ahora cómo te planteas el modelo del negocio? Sabiendo además que los canales de TV no quisieron comprar La vida me mata porque era en blanco y negro.
Creo que depende de los canales no sé si educar a las audiencias, para no ponernos tan paternalistas, pero creo que hay una constante subestimación, -yo he estado en reuniones en que te dicen no loco-, la gallada no te entiende esta huevá, esto la señora Juanita no te lo entiende, piensan que Juanita quiere ver tetas y chistes cochinos en la tele y cuando Juanita se enfrenta a una película sobre la muerte y llora y reflexiona en torno a la muerte, eso no existe para ellos.
Hay como un bicho en las cabezas de los directores de programación de los canales de señal abierta. Ellos subestiman a la audiencia y eso es lo peor que le puede pasar a tu pueblo, subestimarlo y sostener que quieren ver pura mierda y por eso mismo alimentarlos de pura mierda y adaptarles series gringas de los 80’s y ponerles tetas, culos, caca y todo para que sea más divertido todavía, entonces como que hay una especie de ignorancia colectiva en la producción.
Ellos pensaron que si Juanita veía una película en blanco y negro iba a pensar que el televisor estaba malo o que la señal estaba llegando mal e iba a cambiar de canal.
Lo cierto es que yo tampoco busqué el negocio con La vida me mata no sé si eso fue un error o en verdad no debería meterme en negocios, pero claramente La Vida me Mata fue una película mal gestionada. O sea, duró en el cine dos semanas, y puedes echarle la culpa a Cine Hoyts o a quién quieras, pero también está lleno de otros cines, en realidad no sé si lleno, pero por lo menos otros siete cines alternativos donde puedes mostrarla o llevarla a regiones y hablar con los municipios para exhibirla, en fin. Siento que en términos de distribución la película falló profundamente.
Además quizás estés descubriendo todo un proceso en la medida es que has estado ligado a otras artes…
Es como que al parecer festivalear tu película es parte del proceso de hacerla, pero al igual que en la música y en la gráfica parece que yo funciono de la misma forma, en el sentido de querer hacer otra obra una vez terminada la anterior, en vez de dedicarme a mostrarla tanto. Siento que esa labor les corresponde a otros. Siento que en el cine más que en ninguna otra área eso es así. Por eso te digo que ha sido mal gestionada su distribución, esa no es labor del director.
Pastelero a tus pasteles, en el sentido de la profesionalización…
Claro, esa labor es de la productora y el distribuidor, hacer que la película sea conocida y consiga la mayor y mejor cantidad de contratos de distribución y ventas, etc. Lo que a mí me importa es aprender el oficio del cine de la forma más profunda posible, como tratar de estar cómodo haciendo películas y eso lo voy a lograr haciendo la mayor cantidad de películas posibles. Yo las escribo también y por lo tanto son procesos creativos largos y si quiero hacer una película al año por ejemplo, una vez que termine una tendré que sentarme a escribir la otra de inmediato. Empezar a pensar en la idea, en el elenco, y rescribir y rescribir y conseguir los productores y hacerla y montarla y el sonido y mostrarla, yo siento que no hay tanto tiempo para mostrarla, para mí por lo menos.
¿Y cuál de esos pasos es el que más te llena como cineasta?
No, me gustan todos, pero creo que todos tienen sus pros y sus contras. Siento que la escritura tiene un pro y un contra en la soledad, uno está súper solo y no necesitas a nadie para nada, solamente necesitas tu voluntad y tu computador o tu máquina de escribir o tu croquera y empezar a investigar a y escribir, pero es un proceso de megasoledad y un poco contrarestado con un rodaje que es de absoluta compañía casi 12 horas diarias conversando con gente y compartiendo el trabajo en equipo.
Es demasiado el bajón y a veces demasiado angustioso escribir. Porque estas planeando las raíces de un año de trabajo, es mucha responsabilidad, pero se disfruta mucho y he aprendido a tener disciplina para escribir, porque no soy escritor y he creado mi grupo de trabajo con el que yo creo seguiré trabajando, por ejemplo Peirano será mi colaborador en muchas películas más. Ahora en esta invitamos a Radrigán y fue un proceso la raja. Después el rodaje. Es solamente estresante, en La Nana como teníamos un presupuesto más pequeño, miles de soluciones por segundo y rápido porque el tiempo es oro y oro no hay, una ecuación así debíamos sortear. Pero, por suerte trabajé con puros actores buenos. Entonces eso fue más rápido, estaba súper confiado con ellos y con la protagonista de todas maneras, por ahí me sentía salvado, dónde prendiera la cámara ella iba a estar haciendo las cosas bien. Eso me relajaba harto.
¿Y el trabajo en equipo teniendo todo un rollo de banda detrás, me imagino que no es difícil de aceptar?, con esto de la figura omnipresente del director en el cine.
Yo no tengo más experiencia de rodaje que mis propias películas y son sólo dos, por lo que compararlo frente a otros me resulta imposible, pero por lo que la gente me ha comentado, estos rodajes se dan bajo un ambiente megagrato y yo soy muy bueno pal hueveo y muy amigo de mis actores, entonces nunca estoy incómodo con ellos y si se pone tenso lo soluciono de inmediato.
Me llevo bien con todos, grito muy poco, no ando a las puteadas, o sea, ando estresado, pero no ando en mala, si puteo después pido perdón y me rió. Además mi personalidad permite que me puedan putear a mí también. No me ven como el soberano que está rondando por el set, nada de eso, soy uno más del equipo y es lo lógico porque una película se hace entre mucha gente, el director está ahí, porque está llevando a cabo una historia que quiere contar y todo, pero el momento del rodaje es una artesanía grupal. Y yo personalmente soy súper preguntón, en el rodaje hay mucha gente de mi confianza, desde Sergio Armstrong, Gabriel Díaz, la misma Cata Saavedra, hay harta gente la asistente de dirección son criterios que admiro y no conozco en esos momentos de confusión yo prefiero preguntar ¿tu crees que esto es verosímil? Un poco se discute y llegamos a acuerdo y luego tomo la decisión. Mis películas las armo con las personas que tengo cerca no estoy totalmente sesgado a mi visión y si alguien me dice algo, lo considero. Los rodajes tienen un muy buen ambiente.
En la edición, bueno por segunda vez estoy en ese proceso, me gusta mucho y que es donde más aprendo de narración, como que en el guión uno está aprendiendo pero hace lo que pudo y ya en la edición te enfrentas a tu material y se restringen tus posibilidades porque es el material que tienes para contar algo. Estoy montando con la Danielle (Fillios) un proceso similar con ella en La vida me mata pero La Nana es una película más natural y es más dramática por lo que sospecho que este montaje va a irse apoyando en esa forma que le quiere dar. Estoy viendo cómo hacer un montaje que le de más una onda de documental o de una situación naturalista, porque La vida me mata tenía súper asumida su ficción y todo, y se permitía estos planos fijos y estos planos contraplano constantes y qué sé yo, unos planos más creativos como un contrapicado, ahora hay que jugársela por lo más normal posible, así que también va a ser un proceso de aprendizaje en la edición, porque va a ser muy distinto a La vida me mata, yo creo que la forma en cómo la filmamos también fue distinta y eso se notará.
¿Te sientes parte de una nueva generación, de un recambio en el cine nacional, o como te escuchado te sientes muy fuera del mundo del cine?
Como sea me he ido topando con ellos. Me he topado con Alicia (Scherson) me he topado con Cristián Jiménez, y me he topado con el guatón (Nicolás) López y soy amigo de Matías Bize, así que tan fuera del círculo no estoy, pero he visto muy poco cine chileno, yo diría que menos que todos ellos, y no me siento tan parte de una generación de recambio. Yo creo que todo ha sido gradual, yo no creo que hayamos pasado de Justiniano y Larraín a Scherson y Bize. Entre medio igual estuvo León Errázuriz y otros, como que siempre hay gente.
No necesariamente hay una nueva generación de cineastas. Creo que se hace más cine y eso da la impresión, hay más caras nuevas, pero son todas caras distintas, yo por lo menos no sé de ningún grupo que se junte a hablar de cine en una casa y se curen. Como que no pareciera haber un movimiento de cineastas nuevo en Chile, para nada, son como cineastas con vidas paralelas que se topan en alguna fiesta y en algún estreno o festival, y se caen bien y todo, pero no siento que haya algo así…
¿Como un espíritu o mística?…
Claro, un espíritu de cinéfilos jóvenes que están creando un nuevo lenguaje cinematográfico, no siento que esté pasando eso, o al menos yo no estoy invitado –risas-
¿Y entre estas caras nuevas no te parece que se abren los géneros al menos? Por ejemplo La vida me mata y Malta con huevo son dos comedias pero muy distintas entre sí…
Por lo mismo que son más personas es inevitable que haya más voces y más miradas. Para mí un muy buen ejemplo es Ernesto (Díaz) que haya hecho Kiltro y luego Mirageman y que ahora va a hacer una de gángster en Patronato me parece que ese es un género súper inusual en Chile y son películas de género que antes no habían tanto, sólo las de terror de (Jorge) Olguín. Me parece que eso sí es lo que comienza a abrir el espectro de la industria.
Me parece que Malta con huevo es una comedia súper comedia y que está dentro del género de la comedia bizarra, y eso también abre género. En el caso de La Vida me Mata no sé si abre géneros, pero siento que se pasea por un lugar medio ambiguo, yo creo que lo que abre es la posibilidad de contar historias muy personales y que pueda haber un cine de autor. Un cine sin género.
¿Y La Nana va a tener algo de ese sello, o estás concentrado más en la historia que es lo más sano?
Sí, es lo más sano. Estoy súper concentrado en la historia, La Nana no tiene ningún efecto especial por ejemplo, su banda sonora probablemente va a ser mucho más austera y la idea es que apoye mucho este sentimiento de tristeza de la protagonista, probablemente sea un piano y alguna otra cosilla media minimalista, pero apoyando la miseria de la película, claro es mucho mucho menos mágica que La Vida me Mata y eso me encanta, igual no pude evitar que sea plástica. En la foto y la paleta de colores que fue algo que me preguntaron mucho -porqué había hecho La Vida me Mata en blanco y negro-.
Uno de mis principales motivos fue porque tengo una relación muy estrecha con el color, para mí era una complicación que mi película fuera a colores también, entonces resultaba ser un tema muy grande esto que la película tuviera colores. Era un tema los colores demasiado mayor, y qué color combinado con qué color y después de cada escena qué paleta cromática venía, y cómo no es algo que me pase desapercibido, los colores me importan mucho, pero antes de tomar la decisión opté por una paleta muy reducida, ojala que los personajes se vistieran de colores tierra y pasteles y que en la casa hubiera mucho blanco por eso es que siendo una película muy naturalista y todo, no pude escapar de la plástica y va a tener una dirección de arte súper concreta y su tratamiento de corrección de color va a ser jugado, probablemente reviente harto los blancos y todos los fade van a ser a blanco y no a negro. Tiene sus cosillas…
Más luminosa entonces…
Sí, mucho más luminosa.
Y entiendo que rodaste en la casa de tu familia.
Así es. Como el 95 % de la película toma lugar en la casa de mi familia donde yo viví muchas de estas historias. Eso me puso la máquina para hacerla ahora en enero. El producto ejecutivo me pedía rodarla en abril que así tendríamos más recursos para hacerla, más tiempo y todo. Pero me negué. Me prestaron la casa ahora y si me la prestaban de nuevo sería el próximo año y yo no pretendo y bla, bla, bla, alegando y todo. Y es perfecto, porque conozco demasiado bien como funciona esa casa, entonces todo lo que pasa en la familia es muy orgánico y muy verdadero. Cómo ocupan los espacios, cómo se desplazan en esos espacios desde dónde miran y qué es lo que miran, en el fondo me sentía demasiado, demasiado cómodo en las locaciones y eso me ayudó mucho a darle realismo a mi película.
Nos fuimos a la casa a hacer el storyboard con Sergio Armstrong y es un lujo. Imagínate tener las llaves de la locación y estar haciendo ahí mismo los dibujos con todo el tiempo del mundo, estuvimos 8 días en eso, con todos los ángulos. Luego llegamos al rodaje con el guión y el story y nada, era casi como solamente llegar y filmar. De algún modo eso nos ayudó a que pudiéramos hacerla en 20 días.
¿Cómo vislumbras hoy la posibilidad de estrenarla en salas comerciales?
Tendría que verlo. Para mí fue una sorpresa que durara tan poco en el cine. Yo pensé que iba a estar como entre las 35.000 y las 20.000 personas considerando que cada vez la gente va menos al cine. Que la hayan sacado es lo que molesta. Yo jamás me imaginé que iba a ocurrir, no porque pensara que mi película iba a dejar la cagada, sino porque no sabía que había películas que duraban tan poco en los cines. Nunca me imaginé que una película podía durar menos de 14 días en la cartelera.
La verdad es que me curé de espanto con La vida me mata, por lo que ahora con La Nana espero lo que sea, desde que se gane un Oscar hasta que se queme la copia cero y no se vea nunca en el mundo. No tengo idea lo que va a pasar. Si tu me preguntas yo preferiría estrenarla en el Cine Arte Alameda con una copia en cine y que ahí fuera el estreno y luego tirarla en el Espacio Cal, en el Biógrafo y en el Palace y en el cine de no sé dónde y pasarme por la raja al Cine Hoyts y al CineMark, eso es lo que yo haría, pero es probable que La Nana sea una película más popular que La vida me mata, porque sí es a colores y habla de un tema mucho más emocional que existencial, y eso ya la hace más popular. Porque no se trata de la muerte y lo que te puede pasar cuando mueras, sino se trata de la servidumbre y la compleja relación que existe con ella y lo irresuelta que está. Mucha gente ha tenido una relación con una nana. Desde que su mamá sea nana, o que tuvieron una nana, o se pelearon o se culearon a una nana, mucha gente tiene algo con las nanas y desde ese punto de vista creo que es más popular y puede ser que un canal la compre, qué sé yo, tiene más posibilidades de ser popular que La vida me mata.
Hay una relación de solidaridad con las nanas, de pasarles la ropa usada por ejemplo, es por ahí o estás focalizado en el drama interno…
Hay una escena de eso, pero la verdad es que va por otra parte. Raquel es un personaje que lleva muchos años de nana puertas adentro, entonces perdió el contacto con sus lazos familiares directos…
Está un poco adoptada…
Claro, pero sin embargo, ella no come en la mesa con la familia, por ejemplo. Siempre come en la cocina sola, y ella se ha acostumbrado a eso, y puede que no lo sepa, pero de algún modo ella se está destruyendo por dentro, está demasiado sola, no tiene familia, no tiene amigos, no tiene mino, no tiene a nadie. El drama va por ahí…
Claro porque uno se puede imaginar la caricatura de la familia maltratadota y todo…
Sí, pero no. Onda el abuso de la patrona, no para nada. La familia es una cosa que nos preocupamos y que fue algo que aportó Radrigán. Era importante que la familia no estuviera ni ahí con la nana. La familia está ahí hasta dónde puede estar ahí, finalmente la nana es una persona que está contratada para limpiar, lavar, ordenar y puede sonar muy dramático o muy reductivo a sus labores domésticas, pero eso es, puede sonar muy crudo, pero está contratada para ayudar a ordenar la casa. Entonces cuando filmábamos y la Cata (Raquel) tenía que estar pasando la aspiradora durante 40 minutos, te das cuenta que gran parte de la vida de muchas mujeres se la pasa limpiando polvito en las junturas de los sillones, lavando la hojas de una batidora y sacando los pelos de una tina y por muy caricaturesco o cruel que parezca es así. No son insignificancias porque es el trabajo de una persona, pero es eso.
Quiero hacer hincapié en esta ambigüedad relacional entre el empleado y el empleador que no sé como solucionarlo y tampoco lo propongo en la película -porque ni cagando tiene un final feliz- ni propone soluciones a este gran conflicto sino que se limita a mostrarlo, pero te invita a ser consiente de que la relación podría tornarse un poco más humana o de repente pensar que no es tan menor que haya una extraña educando a tu familia, a tu hijo, mientras tú te vas a trabajar, es algo a considerar. Qué sé yo, millones de interrogantes que plantea el tema, pero claro a mí me interesaba mucho exorcizar el tema desde mí. Sin necesidad de hacer una crítica social, a pesar de que la película sí lo hace, lo cuestiona. Yo creo que las personas que tienen nana después de ver la película van a pensar en ella.
¿Eso es parte de la premisa?
Ese es el objetivo, pero no es erradicar ni abolir a las nanas porque tampoco creo que sean unos esclavos, pero es una especie de ambigüedad que viene de la colonia, esto de tener empleados que alojen en tu casa y tengan que hacer todo lo que les pidas, pero ese es otro detalle, esto de que las nanas no tengan definido cuáles son sus labores. Tú les puedes pedir desde que te lleven desayuno a la cama, hasta que te lleven a los niños al colegio, que limpien los vidrios, que cocinen, que limpien los baños y que se acuesten tarde y se levanten temprano, en fin, eso no está reglamentado. Como que de alguna forma igual se parece a la esclavitud.
Y Catalina Saavedra ya se convierte en tu actriz predilecta…
Es la monstrua, no sé si podré usarla para todas las películas…
No claro, pero para el reparto, en La vida me mata está muy divertida…
Claro está muy divertida, ahora hace algo nada que ver y quería ponerla a prueba y lo logró demasiado bien, me sacó lágrimas en el rodaje y todo. Considero que es de las mejores sino la mejor actriz chilena para mi gusto, es sobresaliente. Si vas a ver “Las Brutas” te puedes dar cuenta de lo que hablo, está la Amparo Noguera que es buena, la Claudia Di Girólamo que es mala y la Cata Saavedra que es seca. Es increíble lo campeona que es.
(Fuente: www.onoff.cl)