“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ARTICULO
  • La animación en la Argentina: origen y desarrollo actual
    Por Oscar M. Desplats

    Con más de cien años cumplidos, la animación no cesa su desarrollo global y cada año capta multitudes de espectadores en todo el mundo. Argentina no es la excepción. Muy por el contrario, ha ocupado un lugar relevante desde el comienzo del desarrollo de este nuevo arte. Pero lo sorprendente de las estadísticas en nuestro país es que los filmes producidos por las grandes majors internacionales disputan los primeros puestos en recaudación y cantidad de espectadores con largometrajes realizados en Argentina, con personajes argentinos. Una historia de más de noventa años, protagonizada por dibujantes, ilustradores, caricaturistas y artistas plásticos, que en parte hemos vivido personalmente y expondremos aquí en apretada síntesis, presentando una pequeña parte de la obra de los animadores argentinos.

    1916 / Buenos Aires, ciudad de dibujantes
    A principios del siglo XX, la nación comenzaba a industrializarse y la clase media en ascenso disfrutaba de una cultura europeizada, impulsada por las elites nacionales, con una pléyade de artistas que enriquecían su experiencia en frecuentes viajes al viejo mundo. Desde fines del siglo IXX, los diarios ya publicaban regularmente caricaturas políticas, cuyos autores fueron los críticos de la actualidad de esa época. Buenos Aires ya era ciudad de dibujantes, artistas e ilustradores, nacionales e inmigrados. Quirino Cristiani, había llegado al país con su familia a la edad de cuatro años procedente de Italia, y en 1916 se había convertido en un dibujante humorista cuyo personaje favorito era Don Hipólito Irigoyen, el primer presidente elegido por el voto popular en Argentina. Otro inmigrante italiano, el cinematografista Federico Valle, que editaba un noticiero cinematográfico semanal llamado Noticiero Valle, le propuso a Cristiani que buscara la fórmula para darle “movimiento” al humor gráfico inanimado con que colaboraba en sus filmes. Guillermo Franchini, otro exponente de la actitud empresaria de la época, atrevida y creativa, dueño de las confiterías más elegantes de la ciudad, les ofreció el Cine Select Lavalle, también de su propiedad, para estrenar dos filmes, primero un corto y después un largometraje animado completo.

    Fueron estos auténticos emprendedores y los dibujantes pioneros quienes hicieron posible la existencia de la animación en la Argentina, un país del hemisferio Sur, alejado de los centros de producción tradicionales de Europa, EE.UU. y Asia. Gracias a la iniciativa privada, a la creatividad y el esfuerzo de estos pioneros, desde 1917, en las pantallas de los cines del país se proyectaron filmes animados protagonizados por personajes dibujados por argentinos y con idiosincrasia nacional.

    1917 / El primer largometraje animado del mundo
    El encuentro de estos personajes hizo posible que, lejos de su país de origen, produjeran aquí, en Buenos Aires, el primer largometraje animado del mundo, llamado El apóstol, estrenado en el Cine Select Lavalle de Buenos Aires, Argentina, el 9 de noviembre de 1917. Hecho corroborado por el investigador suizo Bruno Edera, que lo dio a conocer en 1976 en su libro Largometrajes animados del mundo, un compendio de todos los producidos hasta esa fecha.

    El apóstol era una sátira política sobre el presidente H. Irigoyen, llamado “el peludo” por su escasa aparición en público. La película tuvo un gran éxito y se exhibió durante más de un año. Cristiani realizó 58.000 dibujos que filmó en más de 1.700 metros de película 35 mm B-N, un film de una hora de proyección. Lamentablemente, como toda la producción de Q. Cristiani, se perdió como consecuencia de incendios en su laboratorio, dejando sólo el testimonio de su palabra.

    En 1983 el documentalista argentino Jorge Surraco investigó el tema y convenció al pionero para grabarlo y documentar su invento. La comprobación la realizó el mismo Cristiani que, el 4 de setiembre de 1983, a la edad de 83 años, hizo una perfecta demostración del sistema de animación que había patentado bajo el número 15.498 en Buenos Aires en 1917, veinte años antes de la producción de Blanca Nieves, de Walt Disney. J. Surraco documentó así un hecho invalorable, que ya se incorporó a la historia de la animación Argentina y del mundo.

    1918 – 1940 / Cine de animación: mercado para pioneros
    Entre 1918 y 1927, Cristiani continuó produciendo animación en su propio estudio, un laboratorio cinematográfico para el procesamiento de filmes nacionales, el subtitulado de películas extranjeras y la producción de cortos publicitarios. En 1929, realizó Peludópolis, su segundo largometraje animado, que fue el primer largometraje animado sonoro del mundo. El sonido “sincronizado” salía de discos que se reproducían paralelamente a la proyección del filme. Pero la película resultó un fracaso comercial porque el día del estreno fue confiscado por la policía por razones políticas del gobierno nacional. En 1939, Cristiani realizó un corto basado en uno de los exitosos libros infantiles de Constancio C. Vigil llamado El mono relojero, pero adoptando la nueva tecnología empleada en el mundo para producir el dibujo animado. Es la única obra que se conserva en la actualidad de Q. Cristiani, que falleció en Buenos Aires en 1984.

    La experiencia de Cristiani inspiró a otros animadores pioneros que continuaron tratando de incorporar a las pantallas de los cines argentinos los dibujos animados producidos en el país, con personajes propios, creados originalmente para el cine animado o adaptados de temas ficcionales de libros, historietas y revistas, tan caras a los lectores argentinos. En 1938 estos filmes llegaban a los espectadores con el mismo sistema adoptado en EE.UU., o sea acompañando los filmes de largometraje. Las salas cinematográficas fueron el mercado natural para el cine animado de cortometraje, tanto de entretenimiento como publicitario. Este último fue esencial para el trabajo de los animadores, gracias a la estabilidad que mantuvo durante la década del ‘40. La compañía Emelco, de los hermanos Kurt y Frederic Lowe, alemanes de origen, inauguró la producción y monopolizó la distribución de cortos publicitarios en los cines del país. Al frente de su departamento de dibujos animados desfilaron los animadores pioneros que produjeron los primeros filmes animados en Argentina. Destacamos entre ellos a:

    - Juan Oliva: de origen español, gran dibujante, trabajó como asistente de Cristiani y en 1937 produjo cortos animados cuyo protagonista era el gaucho Julián Centeya, que trataba de insertarse en la gran ciudad. Desde 1938 produjo dibujos de entretenimiento con sus propios personajes, alternando con la producción de cortos comerciales en Emelco. Dedicado finalmente a la enseñanza en su propia academia, fue el maestro que inició la enseñanza del dibujo animado a nuevas generaciones de jóvenes dibujantes, entre los que me incluí allá por el año 1943.

    - José M. Burone Bruche: suplantó a J. Oliva en Emelco y en 1945 realizó el filme Los consejos del viejo Vizcacha, adaptación del personaje del Martín Fierro, paradigma de la literatura gauchesca. Sus personajes se destacaron por una auténtica expresión nacional en su creación y características. En 1950 fundó su propio estudio que se transformó en semillero de nuevos animadores, con quienes realizó una larga serie de filmes de entretenimiento, publicitarios y didácticos.

    - Dante Quinterno: comenzó su carrera dibujando su propia tira cómica para un matutino porteño. En los ‘40, años de furor de los cómics en Argentina, era dueño de su propia editorial, con la que llegó a tirar 300.000 ejemplares de su revista propia Patoruzú. Decidido a llevar a la pantalla cinematográfica sus propios personajes, se lanzó a la producción del primer largometraje color argentino. El filme se llamó Upa en apuros y se proyectó de manera ambiciosa, con una animación y estética del estilo clásico de la época, sólo posible gracias a la calidad de los dibujantes del estudio de Quinterno. Lamentablemente, este filme no se concluyó por la falta de abastecimiento de película 35 mm color, cuya importación se interrumpió durante la Segunda Guerra Mundial.

    1940 – 1960 / La inestabilidad del mercado
    Los jóvenes dibujantes que ingresaron posteriormente en la animación trabajando con sus maestros iniciaron una corriente de nuevos animadores de los que formo parte, y que conforman hoy una larguísima lista imposible de enumerar sin caer en olvidos injustos. A partir de 1946 y durante diez años, los filmes publicitarios desaparecieron de las pantallas cinematográficas, reemplazados por la actuación en vivo de artistas amateurs. Los animadores y sus pequeños estudios perdieron así su principal fuente de trabajo. Pero como afortunadamente en principio eran dibujantes, continuaron trabajando en diarios, revistas y cómics, en esa época con mucha tirada. También recurrieron a la producción de filmes animados para el cine en el hogar, realizando filmes que se vendían o alquilaban en copias 16 mm. Otro nicho que ocupó a los animadores argentinos fue la producción de cortos independientes, que fueron premiados en los festivales internacionales de la época, Cannes y UNICA. En 1952, con la inauguración del Canal 7 estatal, los dibujos animados incursionaron por la pantalla de TV, abriendo un mercado que habría de consolidarlos en su vocación. En 1956, los cortos publicitarios, y con ellos los dibujos animados argentinos, retornaron a las pantallas de los cines del país, y la empresa productora, con su nombre cambiado por Lowe S.A., reinició su actividad. En su departamento de dibujo animado ingresó Manuel García Ferré, inmigrado desde España en 1947, siendo un niño. Al terminar sus estudios en el país, García Ferré se dedicó al dibujo de historieta, publicando en la revista infantil Billiken.

    1960 - 1970 / La animación para televisión: los profesionales
    En 1962, la inauguración de tres canales privados, subsidiarios de las tres grandes cadenas norteamericanas de TV trasformaron la comunicación, el entretenimiento y la publicidad argentinas.

    Los dibujantes-animadores se convirtieron en los empresarios fundadores de los primeros estudios permanentes de animación, que compitieron en la producción de filmes comerciales para las agencias de publicidad. Sus trabajos reemplazaron la animación publicitaria de EE.UU., importada junto con series y programas de TV, y llevaron sus productos audiovisuales a las pantallas televisivas. En 1961 el primer festival del dibujo animado argentino inició una década dorada de la publicidad animada. Mientras la tradicional edición de revistas y cómics languidecía, la TV fue el medio que continuó ofreciendo al público los personajes de idiosincrasia nacional. En 1970 la animación publicitaria dejó de ser un campo de experimentación para transformarse en una disciplina profesional cuya producción ocupó las pantallas de TV nacionales y las de los países limítrofes y logró premios internacionales como el CLIO. Estas pymes de animación publicitaria lograron la profesionalización de los animadores argentinos gracias a una producción sostenida que monopolizó el mercado publicitario latinoamericano. Estas productoras fueron, a su tiempo, y debido a la falta de escuelas especializadas, el semillero de una nueva camada de pioneros que consolidó la animación nacional. Manuel García Ferré, que se había afianzado en Lowe en la creación de personajes y la animación, abrió su propia editorial, como lo había hecho a su tiempo D. Quinterno, y creó los personajes para su revista infantil Anteojito. Amplió la editorial para producir animación para TV, y trasladó a la misma sus personajes, como protagonistas exitosos de miniseries narrativas combinadas con avisos publicitarios.

    1970 – 1980 / La recuperación del mercado cinematográfico
    La experiencia obtenida en la producción para TV permitió a García Ferré concretar en 1972 la vuelta del largometraje animado nacional a las pantallas de los cines argentinos, con el estreno de Mil intentos y un invento. Sus personajes animados, como Anteojito y Antifaz, se hicieron muy populares y permitieron iniciar la producción de forma industrial en Argentina. En su estudio especializado y estable, García Ferré produjo otros cinco largometrajes y sus animadores hicieron escuela. Actores como Pedro “Pelusa” Suero crearon las voces que terminaron de definir sus personajes, darles vida propia y hacerlos definitivamente inolvidables para generaciones de argentinos y para el público de habla hispana. Esta diversidad de dibujantes creadores, animadores y productores llevó a la animación argentina a dominar el cine y la televisión nacional y de países limítrofes. Así se formaron los recursos humanos necesarios para permitir la integración de medianas productoras destinadas a la creación de proyectos de animación. Una de estas fue DIANAR, en la cual, asociados a Jorge Martin (Catú) y otros treinta animadores independientes, realizamos una serie de 260 capítulos, filmados en color. Durante 1973, se producía y exhibía diariamente por Canal 11 de Buenos Aires un capítulo de un minuto de la historieta Mafalda con los exitosos personajes de Quino.

    1980 - 1990 / Globalización y nuevas tecnologías
    Estudios y productoras mejoraron la calidad de la imagen y el sonido de sus producciones para cine y televisión, afianzando el mercado de animación nacional. Cuando la moderna tecnología llegó a la TV a través de la Animación de Gráficos Computados (C.G.I.), cambiando la estética de títulos y efectos animados, mi estudio logró mantener la competitividad, realizándolos por truca óptica en nuestro propio stand de animación (el primero robotizado que se construyó en el país, en 1983). La globalización de la producción de animación permitió que los realizadores del dibujo animado clásico, de calidad reconocida en el exterior, exportaran esta técnica artesanal a lápiz. Centros internacionales de producción en Europa, Canadá y EE.UU., como el de H. Barbera, iniciaron en 1983 la producción internacional de series de TV y durante diez años el estudio de Jaime Reyes Díaz, argentino regresado de Hollywood, produjo en el país la animación artesanal de series exitosas en todo el mundo. Esta producción permitió a los animadores argentinos calificar para el estándar internacional y obtener un mercado que aún hoy se mantiene.

    Por fin, la llegada de las PCs permitió la participación de jóvenes talentosos en la producción audiovisual, trabajando en las mismas productoras donde terminaron de formarse. En los ‘90 el desarrollo de la computación gráfica y la animación 2D y 3D llevaron a la imagen de los audiovisuales producidos en el país las modernas estéticas internacionales. Nuestro estudio fue el primero en incorporar a la animación clásica con que se trabajaba en Buenos Aires, la colorización y postproducción digital, animación 2D en mezcla con escenografías 3D y animación 3D completa. A fines de los ‘90 el desarrollo de la tecnología digital llegó al cine y a la televisión, con largometrajes y series de TV, en las que la acción viva interactuaba con la animación. Y la década cerró con el filme Manuelita, producido por García Ferré, que convocó más de dos millones y medio de espectadores, transformándose en la película más vista hasta esa fecha en la historia del cine argentino.

    2000 – 2010 / Hacia una ciudad de diseño de animación
    Manuelita fue el hito que provocó la mirada del cine argentino hacia la animación producida en su propio país, despertando el interés de productoras en vivo que se lanzaron a la realización de largometrajes animados. Los filmes Patoruzito, El arca, Isidoro, Patoruzito II, El ratón Pérez, y las series de TV como Olocoons o City Hunters fueron muestras de éxitos que además consolidaron la coproducción con España, Italia, México y otros países. El desarrollo de la nueva tecnología ocupó a nuevos y numerosos estudios que participaron de los avances vertiginosos del hard y el soft, extendiendo su uso en cine y TV. A principios de la década iniciaron la producción de videojuegos y otros proyectos interactivos, aplicando la interacción y las interfaces más potentes a su desarrollo. Hoy existen no menos de quince empresas cuyos productos se exportan a todo el mundo, las cuales –además– organizan anualmente la Exposición EVA. En 2005 Buenos Aires es galardonada por la UNESCO como Ciudad del Diseño, incorporándola a una red mundial de ciudades creativas. En el 2006, durante la realización de la Semana del Diseño, se lanza la Asociación Argentina de Cine de Animación, reconocida en 2007 como ASIFA Argentina. Nuestra entidad inaugura la celebración en Buenos Aires del Día Internacional de la Animación, que viene realizando desde entonces los días 28 de octubre de cada año.

    En 2007 se producían en Buenos Aires, de manera simultánea, dos series para TV, animación para Disney Channel y dos largometrajes animados. Después de noventa años se tomó la decisión política de aprovechar la experiencia adquirida mediante esfuerzos privados y plasmarla en una industria de la animación con fuerte capacidad de exportación. Hoy en día se están instrumentando los medios para hacerla sustentable mediante la intervención conjunta del Estado nacional y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. AACA/ASIFA Argentina colabora con ambos en sus proyectos de implementar un plan de fomento cinematográfico especial para la animación y procurar a una multitud de jóvenes que estudian animación CGI digital la capacitación necesaria en las técnicas clásicas de la animación, para coronar una formación que les permita incorporarse al trabajo profesional. El Gobierno de la Ciudad proyecta un Centro Metropolitano Audiovisual, espacio vivencial que va a aglutinar a la actividad audiovisual y en el que se ofrecerán los servicios necesarios para hacer atractiva la producción en Buenos Aires. Junto con el ya concretado Distrito Tecnológico, donde se generaran productos y servicios para la industria informática, dotarán a Buenos Aires de un polo de desarrollo de la industria audiovisual y cultural, abierta a la coproducción internacional. Esta es la historia que estamos hoy viviendo los animadores argentinos.

    (Fuente: Fragmento del Catálogo de Animación de Buenos Aires editado por la Dirección General de Industrias Creativas, del Ministerio de Desarollo Económico de la Ciudad de Buenos Aires)
    Animation in Argentina: origins and current state
    By Oscar M. Desplats

    With over 100 years, animation has not ceased developing worldwide, and year after year it captures the attention of thousands of viewers around the globe. Argentina is no exception. Quite on the contrary, it has taken a relevant place in the history of this new art form from its beginning. What is surprising about figures in Argentina is that films produced by multinational majors compete for the top of the box office sales with locally produced films, with local characters. The history of animation has over ninety years, lived by drawers, illustrators, cartoonists and plastic artists. I will briefly present a small part of the works of argentine animators.

    1916 / Buenos Aires, city of drawers
    In the beginning of the 20th Century the nation began to industrialize, and the rising middle classes enjoyed an Europeanized culture, fostered by the national elites, with a constellation of artists that enriched their experience with frequent trips to the old world. Since the end of the 19th Century the newspapers have been regularly publishing editorial cartoons, whose authors were the critics of those times. Buenos Aires was already a city of drawers, illustrators and sketchers, locals and immigrants. Quirino Cristiani had come to the country with his family at the age of four years from Italy, and in 1916 he had become a humorist/sketcher whose favorite character was Don Hipólito Irigoyen, the first president elected by popular vote in Argentina. Another Italian immigrant, cinematographer Federico Valle, who edited
    a news weekly film called Noticiero Valle, proposed Cristiani to look for mechanisms to set his unanimated graphic humor in motion. Guillermo Franchini, owner of the fanciest coffee stores and another example of the daring and creative entrepreneurship of those times, offered them the Cine Select Lavalle, a cinema of his property, to premiere two films, first a short film and then a full animated feature.

    It was thank to these genuine entrepreneurs and pioneer drawers that the existence of animation in Argentina –a country far in the southern cone, away from the traditional production centers in Europe, the USA and Asia– was possible. Thanks to private initiatives and to the creativity and effort of these pioneers, animation films drawn by local artists and with characters of national idiosyncrasy are projected since 1917.

    1917 / The first animated feature in the world
    The encounter of these characters enabled them to –far away from their country– produce here, in Buenos Aires, the first animated feature in the world, called El Apóstol and premiered at the Cine Select Lavalle in Buenos Aires, Argentina, the 9th of November of 1917. This fact was proved by the Swiss researcher Bruno Edera, who spread the fact through his 1976 book Full Length Animated Feature Films, a compilation of all the animated films produced up to then.

    El Apóstol was a political satire about the president H. Irigoyen, nicknamed “el peludo” (the hairy one), pledging that he was a caveman because of his scarce public appearances. The film was highly successful and was on the theatres for over a year. Cristiani made 58.000 drawings that he filmed with over 5,577 feet of B/W 35mm film, resulting in an hour of projected footage. Unfortunately, as all of Q. Cristiani’s production, it was lost in a fire at his lab, leaving his word as only testimony.

    In 1983 the argentine documentary director Jorge Surraco investigated the subject and convinced the pioneer to record and explain his invention. Cristiani himself, the 4th of September, 1983, being 83 years old, made a perfect demonstration of the animation system he had patented under the nº 15,498 in Buenos Aires in 1917, twenty years before the production of Walt Disney’s Snow White. J. Surraco registered an invaluable fact that has been incorporated to the history of animation in Argentina and the world.

    1918 – 1940 / Animation Films: a market for pioneers
    Between 1918 and 1927, Cristiani continued producing animation in his own studio, a cinematographic lab for the processing of national films, subtitling of foreign films and the production of commercial shorts. In 1929, he directed Peludópolis, his second animated feature, actually the first animation film with sound in the world. The synchronized sound came from discs that were played simultaneously to the projection of the film, which turned out to be a commercial failure, since it was seized by the government on the day of its premiere for political reasons. In 1939, Cristiani directed a short film based on one of the successful children’s books by Constancio C. Vigil called El mono relojero, but adopting this time the new technology used around the world for animation. It is the only work by Q. Cristiani that still exists today. He died in Buenos Aires in 1984.

    Cristiani’s experience inspired other pioneer animators that continued trying to include national animation films in the theaters, films with original characters, created specifically for animated films or adapted from characters dear to the argentine audience from books, comics or magazines. In 1983 these films reached the audience through the same system adopted in the USA –shown before a feature film. The natural market for short animated films, both entertainment and advertisement, were the film theatres. The advertising market was of great importance for the work of animators, thanks to the stability it had in the 40s. Emelco, a company created by brothers Kurt and Frederic Lowe, of German origin, initiated the production and monopolized the distribution of short advertising films throughout the country. Heading its animation department we can observe a parade of the pioneer animators that produced the first animated films in Argentina. The most important were:

    - Juan Oliva: born Spanish, great drawer, he worked as Cristiani’s assistant and in 1937 he produced animated shorts whose main character was the gaucho Julián Centeya, who was trying to adapt to the big city. From 1938 he produced entertainment cartoons with his own characters, alternating with the production of commercial shorts in Emelco. Finally devoted to teaching at his own academy, he was the master that started teaching animation to new generations of young drawers, ranks that I joined myself back in 1943.

    - José M. Burone Bruche: replaced J. Oliva at Emelco and in 1945 he directed the film Los consejos del viejo Vizcacha, adapting the character from the Martín Fierro, paramount example of the gaucho literature. His characters were an authentic national expression in terms of its creations and features. In 1950 he founded his own studio which became a seedbed for new animators that collaborated in a large number of entertainment, advertising and didactic films.

    - Dante Quinterno: he began his career drawing his own comic strip for a Buenos Aires morning paper. In the 40’s, when comics were booming in Argentina, he was the owner of a publishing house, that eventually published 300,000 issues of Patoruzú, his own magazine. Determined to take his creations to the big screen, he ventured into the production of the first argentine color animation feature. The film was called Upa en apuros and was a quite ambitious project, with animation and aesthetics in the spirit of those times, and a quality only possible due to the skilled drawers of Quiterno’s studio. Unfortunately, this film was not finished due to the shortage of color 35mm film –since its importation was interrupted during WW2.

    1940 – 1960 / The market’s instability
    Young sketchers that later entered the animation business working with their mentors started a new wave of animators of which I am part, and that would put together a long list of names which I couldn’t write without unfairly forgetting someone. For ten years after 1946, advertising films disappeared from the film theatres, replaced by live performances of amateur artists. Hence, animators and small studios lost their main source of income; fortunately, as they had began as sketchers, they continued working for newspapers, magazines and comics, largely edited at the time. They also resorted to the production of animated film for home consumption, 16mm copies that they sold or rented. Another niche for argentine animators was the production of independent short films that were awarded at international festivals of the time, Cannes and UNICA. In 1952, with the opening of the state channel Canal 7, animation entered the world of TV, opening a market that would consolidate their line of work. In 1956 advertising –and consequently animated shorts– returned to the movie theatres, so the company, now named Lowe S.A., restarted its activities. Manuel García Ferré –who immigrated from Spain in 1947–, was the head of the cartoons department. After finishing his studies here, García Ferré devoted himself to drawing comics, published in the children’s magazine Billiken.

    1960 - 1970 / TV animation: the professionals
    In 1962, three private channels owned by three large TV stations from the US started operations in Argentina, transforming communications, entertainment and advertising in our country.

    Sketchers/animators became entrepreneurs, founders of the first stable animation studios that competed to produce animation films for advertising agencies. Their works replaced the animation advertisements imported from the USA along with series and TV shows, taking the local products to the large TV audiences. In 1961, the first argentine animation festival gave birth to a golden decade for animated advertisements. While the traditional publishing of comics and magazines weakened, TV was a medium that continued offering the audiences characters with national identity. In 1970 advertising animation ceased being an experimental field to become a professional discipline whose production occupied argentine and regional TV screens
    and obtained international awards like CLIO. These animated advertisements SMEs accomplished the professionalization of argentine animators thanks to a sustained production that monopolized the Latin American animation market. These companies were, in their time, and due to the lack of specialized schools, the seedbed for a new generation of pioneers that consolidated animation in Argentina. Manuel García Ferré, who had perfected the creation of characters and animation at Lowe, opened his own publishing house –as Quiterno had eventually done–, and created the characters for his children magazine Anteojito. He expanded the company to produce TV animation, and moved his characters there, starring successful narrative miniseries combined with animated advertisements.

    1970 – 1980 / The recovery of the film market
    The experience gained in the production of material for the TV allowed García Ferré to accomplish the return of argentine animation to film theatres in 1972 with the film Mil intentos y un invento. Some of its animated characters –like Anteojito and Antifaz– became very popular and allowed for the beginning of the industrial production in Argentina. In his specialized and stable company, Garcia Ferré produced other five animation features and his animators learnt the craft. Actors as Pedro ’Pelusa’ Suero gave the characters the voices that defined them, giving them a life of their own and making them unforgettable for generations of argentines and Spanish-speaking audiences. That is how the human resources necessary for the integration of medium companies in animation projects were educated. One of these companies was DIANAR, where associated to Jorge Martin (Catú) and some other 30 independent animators, we made a 260 chapter color series. During 1973, a one minute chapter of the comic Mafalda –with Quino’s characters, so dear to argentines– was produced and broadcasted every day in Channel 11.

    1980 - 1990 / Globalization and New Technologies
    Studios and production companies improved the quality of the image and sound of their film and TV productions, trengthening the national animation market. When the modern technology reached the TV through CGI, changing the aesthetics of titles and animated effects, my studio managed to maintain its competitiveness by the installation of our own robotized animation stand in 1983, the first one of the country. The globalization of the production of animation allowed for directors of classic animation –acknowledged overseas for the quality of their work– to export that crafty pencil technique. International production centers in Europe, Canada and the USA –like Hanna Barbera– started in 1983 –and for ten years– the international production of TV series in the studio of Jaime Reyes Díaz, an argentine man who came back from Hollywood to produce in Argentina the hand-made animation series of worldwide success. This production allowed argentine animators to qualify for international standards and to gain markets that are still nowadsy buying our productions.

    Finally, the arrival of the PCs allowed the participation of talented young people in the audiovisual production, working at the same companies where they finished their training. In the 90s, the development of computer graphics and 2D and 3D animation took the image of audiovisual material produced in Argentina to use the modern international aesthetics. Our studio was the first one to mix classical animation made in Buenos Aires with colorization and digital postproduction, 2D animation mixed with full 3D animation. By the end of the 90s the development of digital technologies arrived to the TV and film, with feature films and TV series in which live acting interacted with animation. And the decade ended with the film Manuelita, produced by García Ferré, seen by over 2.5 million viewers, becoming the most viewed argentine film up to then.

    2000 – 2010 / Towards an animation design city
    Manuelita was the benchmark that called the attention of the argentine films about animation produced in the country, encouraging live production companies to venture into the making of animated films. The films Patoruzito, El arca, Isidoro, Patoruzito II, El ratón Pérez, and TV series like Olocoons or City Hunters are success stories that also helped consolidate co-productions with Spain, Italy, Mexico and other countries. The development of new technologies gave birth to new and numerous studios that were involved in the vertiginous advances in hard and soft, expanding their use in TV and film. In the beginning of the decade they started the production of videogames and other interactive projects, applying interaction and more powerful interfaces to their development. Today there are not less than 15 companies whose products are exported to the world. They organize the annual exhibition called EVA. In 2005 Buenos Aires was appointed by UNESCO as City of Design, including it in an international network of creative cities. In 2006, during the Design Week, the Asociación Argentina de Cine de Animación (Argentine Animation Film Society) was launched, approved in 2007 as ASIFA Argentina. Our entity established the celebration in Buenos Aires of the International Animation Day, held October the 28th every year.

    In 2007 two TV animation series for Disney Channel and two animation films were simultaneously produced in Buenos Aires. After ninety years the political decision was made to foster the experience acquired through private initiatives and to stimulate an animation industry with high exporting capacity. Nowadays the means to make it sustainable are being instrumented through the intervention of the National Government and the City Government. AACA/ASIFA Argentina collaborates with the projects of establishing a special stimulus plan for animation and to encourage thousands of young people studying CGI digital animation to study traditional animation techniques so that they can complete a training that would make them professionals in the field. The City Government is planning a Metropolitan Audiovisual Center, a space that will concentrate the city’s audiovisual activities and that will offer the services necessary to make productions in Buenos Aires attractive. Along with the already establish Technological District, where products and services for the IT sector are generated, it will turn Buenos Aires into a center for the development of the audiovisual and cultural industry, open to international co-productions. This is the story that we, argentine animators, are living today.

    (Source: Exract from the Catálogo de Animación de Buenos Aires published by the Dirección General de Industrias Creativas of the Ministerio de Desarollo Económico de la Ciudad de Buenos Aires)






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