Roma es la historia de un escritor, Joaquín Góñez, que hace varios años que no publica. Ha perdido la pasión por su oficio: considera que escribir historias no tiene sentido. Pero se le está acabando el dinero de las buenas ventas de sus antiguas novelas y le ha pedido un anticipo a su Editor prometiéndole la pronta entrega de una autobiografía. Como está acostumbrado a escribir a mano en cuadernos de hojas sin pautar, necesita contratar a alguien que transcriba todo a una computadora. Manuel Cueto es un estudiante de Periodismo empleado por la editorial como corrector. Le asignan el nuevo trabajo. La tarea, mecánica al principio, comenzará a interrumpirse con charlas y opiniones encontradas sobre los temas de los que intenta hablar Joaquín. De la relación inicial de empleado y patrón pasarán a la de maestro y discípulo ( a menudo intercambiando los roles) para finalmente acercarse sin darse cuenta a algo parecido a padre e hijo.
¿Cuál fue su primer contacto con el cine?
Mi contacto con el cine se da desde que yo era muy chico. Mi madre era muy cinéfila y éramos habitué de los cines del barrio: El Parque Chas, el 25 de mayo, el 9 de julio, el Edén Palace y después el Grand Bourg, nos veíamos hasta cuatro películas. En la parroquia San Alfonso también había ciclos de cine. Recuerdo de ir sólo a ver las películas y también recuerdo de ir a las salas del centro con mi madre. Me gustaban las de aventuras y westerns americanos.
¿Su próxima película es autobiográfica?
La película no es autobiográfica. Sólo tiene puntos en común con algunos momentos de mi infancia.
¿Comparte usted la frase: "La patria es la Infancia"?
Sí, comparto la frase "La Patria es la Infancia".
La patria no es lo que te venden, ni son los símbolos patrios, ni un límite en un mapa. La infancia son los afectos, los amigos, los recuerdos, el lugar donde te crias.
A mí que me ha tocado vivir fuera del país, esta siempre la sensación de tener que estar haciendo muchas cosas todo el tiempo para que te reconozcan, para que te acepten.
Viviendo en tú país esta sensación no aparece, no tenés que estar dando explicaciones, hacés las cosas y punto, pertenecés.
¿Qué cosas añora de Parque Chas?
Me da mucha pena que a Parque Chas lo hayan modificado tanto. Se tendría que haber cuidado el aspecto que tenía el barrio. Pero no es solo un problema de Parque Chas, en un problema en general de la Argentina. Nunca se protegió la naturaleza arquitectónica de la ciudad.
En otros países, en Nueva York por ejemplo, hay un respeto estricto a la tradición de los códigos urbanos, como en San Francisco - Estados Unidos - donde hay barrios enteros en los cuales no se puede construir fuera del estilo del lugar.
Si mal no recuerdo en Parque Chas existía un código de edificación por lo que todas las casas debían tener 3 metros de jardín adelante, y con el tiempo no se respeto.
Pero casos como estos ocurrieron en toda la ciudad, no puede ser que en un país con grandes extensiones despobladas, existan esos monoblocks infames de no sé cuantos pisos, pegados uno al lado del otro. No es casual, el afán de lucro hizo grandes desastres.