Como ya bien sugiere el título, Como agua para chocolate. Novela de entregas mensuales con recetas, amores y remedios caseros, la obra tiene un aire ambiguo y controversial. Laura Esquivel ha escrito una novela que es difícil de clasificar ya que simultaneamente expone barreras entre los géneros y los temas literarios. ¿Es un libro de cocina o una novela? En muchas librerías mejicanas se encuentra entre los libros de cocina y asimismo en el departamento de las novelas bestsellers. ¿Es un folletín sentimental o una novela de crítica social? La autora mejicana ha combinado dos aspectos tradicionalmente opuestos: la novela de entregas, el romance y el mundo culinario y la novela de reivindicación feminista. Es en estos dos polos opuestos donde precisamente radica el mérito y la controversia de los escritos de Esquivel.
El propósito de este trabajo es buscar conexiones y estructuras que permitan considerar la obra de la escritora mejicana como una novela nueva y revolucionaria pues no se atiene a los lindes que existen entre el folletín amoroso-culinario y la novela de reivindicación feminista. Asimismo se mostrará la obra como un elemento de autonegación ya que mediante la protagonista principal, sus deliciosas recetas de cocina y sus consecutivos episodios amorosos, la autora transgrede a los órdenes preestablecidos y pone en evidencia la vida social de México. Servirá de marco para examinar la obra la teoría de Mijail Bajtín quien expone que el discurso literario es un fenómeno social ya que surge y se cruza en todos los niveles de la vida y con relación a una serie de actividades y experiencias vivídas por el autor.
Los escritos de Bajtín son un útil modelo para estudiar la obra de Laura Esquivel y señalar la influencia de la vida social y política mejicana en Como agua para chocolate. El escritor soviético indica primeramente la relación existente entre el autor y sus trabajos los cuales nos muestran que en la literatura es casi imposible separar lenguaje e ideología. Asimismo señala que es necesario ‘tomar en cuenta las condiciones socio-históricas y socioculturales de la producción literaria porque la literatura tiene vínculos estrechos con la situación socio-económica y con la cultura de su tiempo’ (Schmidt 248). Según el autor ruso, el escritor crea sus personajes para evaluar y denunciar la sociedad en que vive e inspira sus temas en la vida misma. Así el héroe literario ‘tiene un carácter fundamentalmente productivo y constructivo y en general toda actitud de principio tiene un carácter creativo y productivo’ (Bajtín 14). Dicha teoría bajtiniana señala las dos vertientes expuestas en la obra de Esquivel la cual tiene obviamente un carácter creativo a la vez que nos muestra una función productiva y constructiva. El hilo de creatividad se encuentra en el carácter culinario y folletinesco de la novela, mientras que la productividad y el constructivismo se ve señalado por la crítica y compromiso social de la obra. Estos dos fenómenos se entremezclan entre sí y a través de deliciosas recetas de cocina y amores tumultuosos la autora expresa su actitud de crítica hacia la sociedad mejicana de la época.
Si aplicamos la teoría de Bajtín se puede apreciar que hay asimismo una coexistencia de elementos temáticos dentro de Como agua para chocolate. Por ejemplo Laura Esquivel nos muestra un modelo de novela rosa, un relato sentimental, una historia de amor imposible, pero también se puede ver la obra desde un contexto socio cultural ya que hace alusión a la vida social de la mujer en la época de la Revolución Mexicana. Este fenómeno, considerado de denuncia social, y la multiplicidad de discursos de la obra, apoyan la teoría bajtiniana cuando el autor ruso afirma que, tanto la voz narrada del escritor-en nuestro caso de la escritora-como los géneros intercalados que usa, forman el conjunto que él mismo llama heteroglosia. Bajtín nos señala un camino cuando nos dice que la heteroglosia es la causa de la presencia en el género de la obra de lo que él mismo llama el discurso de doble voz. Mediante esta hipótesis se puede afirmar que el propósito de este tipo de discurso ‘serves two speakers at the same time and expresses simultaneously two different intentions: the direct intention of the character who is speaking and the refracted intention of the author’ (Bakhtin 324). Esta doble intención se puede ver claramente en cada uno de los capítulos de la obra de Esquivel, en los cuales la autora nos muestra un folletín amoroso acompañado de apetitosas recetas prehispánicas y remedios caseros, pero a la vez irónicamente expone una crítica sobre la situación de la mujer en la sociedad mejicana.
La situación femenina en México se nota en la novela ya desde el principio. El mismo título así lo denuncia, Como agua para chocolate is a Mexican idiom which means extremely agitated or, in the English equivalent, boiling mad’ (Jaffe 220). El agua que está preparada para el chocolate se puede interpretar como que está al punto de la bullición o hirviendo. Efectivamente, Tita, la protagonista de la novela, está extraordinariamente agitada, le hierve la sangre. La misma escritora nos dice al respecto que "Tita estaba como agua para chocolate". Este símil describe el estado moral y espiritual, la tensa relación en la que se encontraba la protagonista, únicamente comparable al agua hirviendo antes de la preparación de la deliciosa bebida. Así podemos ver que ‘The novel's title refers to a woman's anger's at domestic imprisonment’ (Jaffe 227). El título señala, en efecto, el comienzo de una reivindicación de los derechos de la mujer, el rompimiento con las normas establecidas por el Manual de Carreño para la abnegada mujer mejicana.
Si el título de la novela nos sugiere la represiva situación doméstica en que se encuentra Tita y es a la vez una alegoría a lo que va a pasar en el futuro, el subtítulo es todo lo opuesto. Novela de entregas mensuales con recetas, amores y remedios caseros es una parodia a la primera parte del títular el cual abre las puertas de nuestra temática ya que engloba las dos vertientes irreconciliables: el hogar y la liberación de las féminas. González Stephan nos dice al respecto que Laura Esquivel ‘reivindica entre la parodia y el homenaje, uno de los géneros narrativos más leídos, de mayor demanda en el presente y pasado siglo, pero también igualmente preferido por la historiografía literaria: la novela sentimental, de entregas mensuales con recetas, amores y remedios caseros’ (210).
Como agua para chocolate se desenvuelve entre la elaboración del folletín o novela rosa y el libro de recetas de cocina. La novela comienza hablando de la cebolla y sigue con un consejo casero para evitar las lágrimas al picarla. Ya en el epígrafe se muestra el tema principal del subtítulo pues hay un dibujo con una vieja cocina de leña y debajo podemos ver la inscripción que dice: "A la mesa y a la cama/ Una sola vez se llama" (3). Las alusiones al amor y al arte culinario nos hacen ver que en efecto la novela es un libro de cocina con unas deliciosas recetas y consejos del hogar. Es la versión de una novela de entregas mensuales, no solamente con recetas, sino también con remedios caseros, cortos poemas, consejos morales, patrones de costura e ideas para la decoración de la casa. La obra de Laura Esquivel es una parodia de un género del siglo XIX, de los calendarios para señoritas. Dichos calendarios nos muestran que la única salida para la mujer de aquella época era aprender el arte de cocinar, bordar, coser y decorar la casa. Pero la autora de Como agua para chocolate no condena dichas tradiciones sino que reconoce y estima este mundo femenino que rodea a Tita. María Elena de Valdés nos dice al respecto que ‘Laura Esquivel's reconigtion of this world and its language comes from her Mexican heritage of fiercely independent women, who created a women's culture within the social prison of marriage’ (Valdés 78). En efecto, no sólo la escritora mejicana reconoce la existencia de la mujer de los calendarios, sino que crea un personaje que es parte de dicho mundo y que a la vez se libera mediante comilonas, postres, especias y cacharros de cocina.
...Estas explícitas características no son del todo fortuitas pues Laura Esquivel usa el espacio doméstico, la cocina y la cama, no solamente para dar consejos y recetas a las amas de casa, sino también para mostrarnos los conflictos sociales de una sociedad que discrimina a la mujer. Tita representa al sexo femenino discriminado que se libera mediante las ollas y sabrosas recetas culinarias. Glenn nos dice al respecto que Esquivel ‘subverts tradition by ennobling a 'domestic' skill and turning it into an art form’ (41). Esta es precisamente la razón principal para poner el subtítulo de la novela. La cocina es un microcosmos de la vida mejicana y mediante este espacio doméstico la mujer se puede libertar combinando tareas de la casa con su propia liberación femenina.
.......El cocinar no solamente es un rito social sino también una herramienta de poder y control en la novela. Esquivel reclama la casa como un lugar de fuerza, en vez de una prisión o un centro de encierro. Ya desde el principio se nos muestra a Tita como una aliada de la cocina pues nace prematuramente en la mesa ‘entre los olores de una sopa de fideos que se estaba cocinando’ (13). Entre los aromas de especias, leche hervida, el olor de los ajos y la cebolla Tita crece y vive, siendo su único espacio la cocina. Cuando su madre se entera que Tita está enamorada de Pedro la castiga a cocinar, pero ella nunca se queja. Las tareas domésticas y la comida que Tita prepara no son un castigo, sino que se convierten en una extensión de sí misma dándole poder y fuerza hasta el punto de que todos los comensales se ven afectados por los guisos de la protagonista. El único espacio donde Tita tiene control y commando es entre los cacharros. Es a través de las lágrimas derramadas en la masa del pastel de boda que la heroína de Esquivel pasa al resto de los comensales su tristeza como reivindicación por ser tratada tan injustamente por su dictadora madre. En la boda de su hermana Rosaura, los invitados se ven envueltos en una desastrosa erupción de vomitos, melancolía y lloros, comulgando y participando todos de la soledad e incomprensión de Tita debido a su injusta situación sentimental. Los alimentos preparados por ella se convierten en una extensión de sí misma, transmitiendo así a los comensales sus sentimientos, preocupaciones e incluso pasiones reprimidas.
En el capítulo III, la pasión que Tita experimenta se ve transmitida por la comida. Halevi-Wise nos dice al respecto que ‘This blocked emotions nonetheless find their way into the meals she prepares, affecting others with the feelings she tries to suppress’ (128). Así vemos que por medio de la receta de codornices en pétalos de rosas se produce la liberación de Gertrudis. Las rosas que Pedro le había regalado a Tita como prueba de su amor y que Mamá Elena le mandó tirar, cuando son usadas por Tita como condimento, producen tal rebelión y pasión sexual en su hermana que la incita a abandonar la represiva casa familiar. La captura de Gertrudis y el erótico encuentro con el villista a caballo es producida por la comida que prepara Tita. Así la cocina tiene el poder de liberalización. El efecto afrodisiaco de las codornices en pétalos de rosas preparadas por la protagonista producen la huida de su rebelde hermana de la casa materna. Esta viñeta no tiene otro propósito que el de liberar a la mujer mejicana de las ataduras impuestas por la sociedad. La escena es obviamente ‘a trayectory towards freedom and self expression’ (Ibsen 4).
La huida de Gertrudis-o las codornices en pétalos de rosas- producen la trayectoria de Tita hacia la libertad. Por primera vez, después de haber obedecido durante muchos años los mandatos e imposiciones de Mamá Elena y de haber reprimido sus replicas, Tita se rebela contra su madre después de la marcha de su hermana con los revolucionarios. Esquivel nos dice que Tita ‘no podía evitar la tentación de transgredir las fórmulas tan rígidas que su madre quería imponerle dentro de la cocina...y de la vida’ (199). La cocina y la vida son un mismo aliado de Tita y es precisamente una receta culinaria la que provoca el punto de partida hacia la libertad de la protagonista. Cuando Mamá Elena le dice a Tita que se vaya de su casa, ésta se enfrenta por primera vez con su severa madre diciéndole: ‘La que se debería ir es usted. Ya me cansé de que me atormente. ¡Déjeme en paz de una vez por todas!’ (200). De ahí en adelante la vida de la protagonista va a sufrir un radical cambio pues ya no es la mujer sometida a las órdenes dictatoriales de su madre, sino una mujer en busca de su propia libertad.
Aún lejos de la casa materna y de los amenazadores mandatos de Mamá Elena, la cocina y la comida son los fenómenos que liberan a Tita, esta vez de su enfermedad. Durante su estancia de convalescencia en la casa del doctor Brown la protagonista de Esquivel no se recupera con los cuidados medicos, pero sí con la esquisita sopa que Chencha le trae del rancho porque como ella misma nos dice ‘la comida bien preparada salva, cura, comunica y tiene una fuerza regeneradora’ (Schmidt 255). La receta de Nacha le devuelve la vida, no las medicinas ni los cariñosos cuidados de John. Tita rompe con todos los convencionalismos de la típica mujer sometida a los quehaceres domésticos, pero sin renunciar a la cocina. Prueba de ello es el diario que ella comenzó a escribir cuando dejó la casa materna por primera vez y luego heredó su sobrina en el cual las recetas salen a la luz simbolizando la liberación femenina en el represivo hogar de Mamá Elena. Por este motivo se puede decir que la historia de la vida de Tita ‘becomes a kind of recipe-a how-to book on surviving a mothers tyranny, or finding love in the midst of familial and social struggle, or returning to a paradiscal home’ (Glenn 41). La cocina es un lugar donde a través de la gastronomía se manifiesta la fuerza regeneradora de lo espiritual y lo corporal de una mujer oprimida. De esta manera, explorando el arte popular de la cocina y de las novelas de entregas, Laura Esquivel críticamente pone en el banquillo de los acusados los códigos ideológicos establecidos por la sociedad mejicana y que tanto afectan al mundo femenino. La fuerza regeneradora de la cocina produce la enmacipación del personaje hacia una identidad liberada de los códigos socioculturales impuestos por la sociedad patriarcal de Méjico.
La cocina como práctica reivindicatoria de una situacion cultural y socialmente oprimida nos guía a la conclusion de que la obra de Laura Esquivel comparte las ideas de la teoría bajtiniana de que el escritor, junto con su obra, se siente influido por la sociedad en que vive y asimismo las ideas del discurso de doble voz anteriormente señalado. La autora mejicana usa una doble estrategia en su texto: mezcla el folletín sentimental y de entregas con la novela de crítica social y mediante un fabulario grastronómico transgrede los órdenes establecidos para poner en evidencia un discurso autoritario del poder, la represión y las normas coercitivas que la sociedad mejicana impone a la mujer. Se puede evaluar la liberacion femenina mediante el arte culinario en la obra esquiveliana pues en la novela es fundamental la relación entre comida y feminismo, o entre la cocina y la vida social de la mujer de la época. "Como agua para chocolate" ha experimentado un gran exito debido a que la misma autora ha tomado dos mundos tradicionalmente incompatibles y los ha unido mediante deliciosas recetas culinarias. La cocina, o mejor dicho, la comida, es el elemento de transgresion en la novela de Esquivel. Es asimismo la herramienta que Tita, la protagonista, usa para establecer su poder como mujer y romper con las normas establecidas por un viejo manual para señoritas que representa el poder restrictivo y controla la libertad de las féminas de Méjico.
Bibliografía
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