La trayectoria del realizador mexicano Paul Leduc fue reconocida en la Semana Internacional del Cine de Valladolid, donde participó como jurado y se proyectó, fuera de concurso, su más reciente trabajo. En esta cita, que transcurrió entre el 20 y el 29 de octubre en esta ciudad, a Leduc se le entregó una Espiga de Plata, máxima distinción del certamen, en reconocimiento a su carrera. Asimismo, en la semana se proyectó su filme más reciente: Cobrador, in God we trust, donde invita al espectador a compartir sus reflexiones sobre la violencia.
Para la organización del Festival "desde su regreso a México a finales de los años 70, Leduc realizó gran parte de lo más destacado del cine independiente mexicano con trabajos como Reed, México insurgente (1970) o Frida, naturaleza viva (1983)". Fue precisamente con Reed México insurgente, su primera película como director, cuando se incorporó a la familia de Seminci, al ser proyectada esta pieza en la 21 Semana Internacional, hace 30 ediciones del Festival, que en esta ocasión acudió a su 51 cumpleaños.
Leduc presenta esta película después de un largo retiro, tiempo durante el que se ha embarcado en diferentes proyectos de creación y experimentación artística, después de una carrera de 23 años como realizador de documentales, películas de ficción y cortometrajes, trabajos que han contado con el reconocimiento internacional.
El curriculo de Leduc incorpora, entre otras obras, Etnocidio (1976), premiado en el Festival de La Habana, y Frida, naturaleza viva, multipremiada en los certámenes de Berlín, Río de Janeiro y Estambul. Tras varios años retirado del cine profesional, este año ha dirigido Cobrador, In God We Trust (2006), que en esta edición participa fuera de concurso, señaló la organización del Seminci. El realizador, guionista y productor de cine nació el 11 de marzo de 1942 en la Ciudad de México, estudió arquitectura, carreraque dejó inconclusa y tomó luego una beca del gobierno francés para estudiar en el Institute d'Hautes Etudes Cinématographiques.
Leduc tiene en esta 51 edición de Seminci un asiento como miembro del jurado internacional del Festival de Cine de Valladolid, junto a otros tres latinos de origen chileno, cubano y argentino. Después de quince años de silencio cinematográfico, Leduc regresa gracias al impacto de los cuentos del octogenario escritor brasileño Rubem Fonseca, en los que se basa la película, además de la canción de Tom Zé que cierra la película con la pregunta "¿quién está poniendo dinamita en la cabeza del siglo?", aclaró el cineasta en una entrevista concedida a FE.
En Fonseca encontró la esencia de lo que quería trasmitir, "el resentimiento social que se ha echado a andar en el mundo, que no encuentra un cauce y que se canaliza por la violencia", aseguró el director, quien en otras películas aborda la temática social como su ópera prima Reed, México insurgente o Etnocidio: notas sobre el mezquital, documental de 1976 acerca de la explotación, marginación y miseria de la población obrera.
Cobrador narra varias historias ambientadas en Nueva York, Miami, Río de Janeiro, Ciudad de México y Buenos Aires, basadas en la idea de que "el resentimiento social que ha echado andar en el mundo que no encuentra cauce y se canaliza por la violencia", explicó. Se localizan las historias en diferentes lugares con distintas nacionalidades, cada una con su idioma para resaltar la idea central de "la globalización de la violencia", ya que no es una película violenta sino que la violencia en sí misma es el tema del filme.
La cinta está construida como una novela policíaca, pero a diferencia de ésta, en la que tienes que averiguar quién es el asesino, "se sabe desde el principio y a los personajes se les presenta como tales". Destacan personajes como el de un empresario estadounidense (Peter Fonda), que con su coche atropella mujeres; el de un joven negro (Lázaro Ramos) que mata porque tiene una pistola y huye por el continente americano para encontrarse con una joven argentina de viaje en México (Antonella Costa). ¿Qué lleva a estos personajes a ser violentos? Esa es la pregunta que Leduc pretende que el espectador se plantee y responda, "la apuesta era mantener al espectador entretenido durante la primera hora y 28 minutos y los últimos dos darle un zarandeo que lo llevara a reflexionar sobre las piezas del rompecabezas que vio y cada uno dará su interpretación".
Debajo de todo late la violencia de la globalización, fenómeno que "tiene sin duda un lado positivo", afirmó el cineasta mexicano, pero tiene otro aspecto, sobre todo en América Latina, donde "la violencia se ha dado con globalización, de forma demasiado brutal, ha creado desempleo, condiciones económicas adversas para mucha gente, lo que ha provocado migración y hambre, lo que lleva tarde o temprano a la violencia". Para Leduc, no es la única causa pero sí una "muy importante para la violencia actual", que se vive no sólo en América Latina, sino en todo el mundo, ya que "tiene banderas ideológicas, banderas religiosas, banderas de todo tipo".
A la globalización hay que unir "el bombardeo constante de imágenes de violencia", señaló Leduc, quien explicó que no cuenta nada en la película que no tenga relación con una noticia periodística real que llega a todo el mundo debido a "la misma globalización, los medios de comunicación y la revolución tecnológica".
Son pocos diálogos porque "no estoy tratando de darle al público una película ya digerida, sino que le obligue a pensar", el mismo esfuerzo que requiera cualquier información sobre asesinatos, preguntarse qué hay detrás de eso, no quedarnos en el hecho. Las imágenes de las cámaras de seguridad responden a la necesidad de la constante vigilancia que "se desencadena por el miedo a la violencia".
Leduc recibió de manos del director del festival, Juan Carlos Frugone, antes de la proyección de Cobrador, in God we trust, una Espiga de plata en reconocimiento a su carrera.